El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado este lunes su dimisión tras su pérdida de popularidad y una crisis en el seno de su Gobierno que le ha dejado debilitado políticamente. Trudeau, que lleva casi una década al frente del Gobierno de Canadá, permanecerá en el cargo hasta que su grupo designe a un nuevo líder. Su renuncia marca el fin de una era en pleno año electoral. Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, que encabeza con claridad las encuestas, ha pedido elecciones anticipadas. Los comicios deben realizarse como muy tarde en octubre.
El político permanecerá en su puesto mientras el Partido Liberal elige a un nuevo dirigente. El líder conservador pide adelantar las elecciones previstas para octubre
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado este lunes su dimisión tras su pérdida de popularidad y una crisis en el seno de su Gobierno que le ha dejado debilitado políticamente. Justin Trudeau abandona el liderazgo del Partido Liberal, pero permanecerá como primer ministro hasta que su grupo designe a un nuevo líder. Trudeau lleva casi una década al frente del Gobierno de Canadá. Su renuncia marca el fin de una era. El Partido Conservador, liderado por Pierre Poilievre, encabeza las encuestas con una amplia ventaja, mientras que los liberales se hallan en caída libre y han perdido gran parte del apoyo del electorado. Las elecciones deben realizarse como muy tarde en octubre.
Trudeau ha comparecido ante su residencia ladrillo rojo de Rideau Cottage, en Ottawa, la capital del país ―a una temperatura de unos 11 grados bajo cero―, para hacer el anuncio, que se había filtrado previamente. “Estamos en un momento crítico en el mundo”, ha dicho tras defender su gestión. “He luchado por este país y por vosotros”, ha asegurado.
El político canadiense, que asumió el liderazgo de su partido en abril de 2013, llevó a los liberales al poder en octubre de 2015 con una agenda progresista que promovía los derechos de las mujeres y la promesa de luchar contra el cambio climático. Su programa y su atractivo personal sedujeron a un electorado que volvió a dar la victoria a los liberales en 2019 y en las elecciones anticipadas de septiembre de 2021, pero sin la mayoría suficiente para gobernar en solitario.
Las peticiones para que dimitiese habían aumentado desde el pasado diciembre, cuando Trudeau intentó destituir a la ministra de Finanzas y viceprimera ministra, Chrystia Freeland, una de sus aliadas más cercanas, después de que esta se opusiera a sus propuestas de aumentar el gasto. Freeland renunció, debilitando aún más la posición del jefe de Gobierno. La ministra cesante escribió una carta acusando a Trudeau de “trucos políticos” en lugar de centrarse en lo que era mejor para el país.
Trudeau, de 53 años, había podido esquivar hasta entonces las presiones de los legisladores liberales preocupados por las encuestas. Sin embargo, en las últimas semanas, al menos dos docenas de diputados y varias agrupaciones regionales del partido, entre ellas las de Canadá Atlántico, Quebec y Ontario, habían pedido su dimisión.
Antes, Jagmeet Singh, líder del Nuevo Partido Democrático, principal aliado parlamentario de Trudeau, había prometido presentar una moción para derribar al Gobierno en la Cámara de los Comunes. Los conservadores, que llevan más de un año liderando las encuestas, también han prometido presentar una moción de no confianza contra el Gobierno liberal. Sin embargo, junto a su dimisión, Trudeau ha decidido retrasar el periodo de sesiones parlamentario hasta el 24 de marzo, para dar tiempo al nombramiento de un sustituto.
La propia Freeland; el nuevo ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc, y el exgobernador del Banco de Canadá Mark Carney son posibles candidatos a relevarle. El primer ministro ha discutido con LeBlanc si estaría dispuesto a intervenir como líder interino y primer ministro, según publicó este domingo el medio canadiense Globe&Mail.
Con la dimisión de Trudeau, es probable que se produzcan también llamamientos a favor de unas elecciones anticipadas para poner en marcha un Gobierno estable capaz de hacer frente a la Administración de Donald Trump en Estados Unidos durante los próximos cuatro años.
A la crisis en el seno del Gobierno de Trudeau se había unido la humillación por parte de Trump, que se refería a él como “gobernador” del “Gran Estado de Canadá”, como si fuese parte de Estados Unidos. Trump amenazó a su vecino del norte con imponerle aranceles del 25% a todas las importaciones si no detenía el paso de drogas e inmigrantes a través de su frontera, tras lo cual Trudeau viajó con urgencia a Mar-a-Lago, la mansión del republicano en Palm Beach (Florida), para tratar de encauzar la situación. Estados Unidos es el destino de tres cuartas partes de las exportaciones canadienses.
Como otros países occidentales, Canadá dedicó una enorme cantidad de gasto público a combatir los efectos de la pandemia, engordando el déficit y la deuda. Sin embargo, la fuerte subida de precios de los últimos años, también un fenómeno global, erosionó su popularidad, golpeada especialmente por el recalentamiento del mercado inmobiliario, sometido a presión por la llegada masiva de inmigrantes. El Gobierno de Trudeau impuso restricciones a la compra de vivienda por parte de extranjeros, pero eso no sirvió para resolver el problema.
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