Shohei Ohtani, el fenómeno que reescribe la historia

En el Juego 4 de la Serie Final de la Liga Nacional, Ohtani fue un espectáculo completo. En la primera entrada conectó un jonrón de apertura, encendiendo al Dodger Stadium… En el Juego 4 de la Serie Final de la Liga Nacional, Ohtani fue un espectáculo completo. En la primera entrada conectó un jonrón de apertura, encendiendo al Dodger Stadium…  

  • La noche angelina del pasado viernes se iluminó con tres destellos que quedarán grabados en la memoria de los fanáticos. Shohei Ohtani, ese talento imposible de encasillar, volvió a desafiar las leyes del béisbol moderno: tres jonrones, diez ponches y una actuación que llevó a los Dodgers de Los Ángeles a la Serie Mundial con una contundente barrida sobre los Cerveceros de Milwaukee.

En el Juego 4 de la Serie Final de la Liga Nacional, Ohtani fue un espectáculo completo. En la primera entrada conectó un jonrón de apertura, encendiendo al Dodger Stadium y marcando el tono del juego. Luego repitió en la cuarta y en la séptima, para cerrar una jornada que rozó lo inverosímil: fue su propio apoyo ofensivo mientras dominaba desde la lomita durante seis entradas sin permitir carreras.

El hombre que desafía los límites

Cuando firmó con los Dodgers, muchos dudaban de si su doble rol podría mantenerse a largo plazo. Las lesiones y la exigencia física habían sido sus principales enemigos en Anaheim, pero en esta postemporada Ohtani ha demostrado que no solo está saludable, sino en plenitud.

Su NLCS fue una obra maestra: promedio ofensivo superior a .400, cinco cuadrangulares, once carreras impulsadas y un dominio absoluto en la lomita cada vez que subió. No solo lideró a su equipo, sino que redefinió lo que significa ser una superestrella en la era moderna del béisbol.

El japonés Ohtani camina seguro a convertirse en uno de los mejores de todos los tiempos.

“Es el mejor jugador que he visto en mi vida”, declaró su compañero Mookie Betts después del triunfo. “No puedes hacer nada para prepararte contra alguien que lanza 100 millas por hora y al mismo tiempo te puede sacar la pelota del estadio”.

Una Serie Mundial con aroma a historia

Ohtani llegará a la Serie Mundial en su punto más alto. Los Dodgers confían en que su as y bateador designado siga marcando el rumbo de una ofensiva que parece imparable. Dave Roberts lo ha usado con precisión quirúrgica: sabe cuándo darle descanso y cuándo soltarlo al campo para cambiar el destino de un partido.

En una Serie Mundial que enfrentará a los angelinos contra el campeón de la Liga Americana (todavía por definirse al momento del cierre de este reportaje), Ohtani encarna la mezcla perfecta entre talento, espectáculo y presión mediática. La expectativa no solo recae en sus números, sino en su capacidad para volver a dejar huella en los libros de récords.

De mantener su ritmo, podría convertirse en el primer jugador en ganar el premio al Jugador Más Valioso tanto en Serie de Campeonato como en Serie Mundial siendo lanzador y bateador.

El espejo del pasado: lanzadores que también sabían batear

Lo que Ohtani está haciendo tiene pocos antecedentes. En más de un siglo de Grandes Ligas, los nombres de Babe Ruth, Wes Ferrell, Don Newcombe, Rick Ankiel y más recientemente Madison Bumgarner asoman como excepciones.

Babe Ruth, con los Medias Rojas y luego con los Yankees, fue el pionero: un lanzador de élite convertido en el bateador más temido de su época. Su transición marcó el inicio del béisbol moderno.

Wes Ferrell, en los años 30, fue un as con 193 victorias en la lomita y un promedio ofensivo de .280, con 38 jonrones, récord para un lanzador.

Don Newcombe, de los Dodgers de Brooklyn, ganó 27 juegos en 1956 y fue uno de los pocos pitchers que también bateaban con poder.

Rick Ankiel, aunque su historia fue diferente, se reinventó como jardinero tras perder el control como lanzador.

Y Madison Bumgarner, héroe de la Serie Mundial 2014 con los Gigantes, demostró que aún en la era del bateador designado podía conectar cuadrangulares importantes y ser dominante en la loma.

Sin embargo, ninguno de ellos combinó ambas facetas con la magnitud, consistencia y exposición global que Ohtani ha alcanzado. Su impacto va más allá del diamante: ha elevado la conversación sobre lo que un jugador puede ser capaz de hacer en el béisbol moderno.

El fenómeno global

En Japón, cada una de sus actuaciones se vive como una celebración nacional. En Estados Unidos, es un ícono cultural que atrae tanto a los puristas del béisbol como a los nuevos fanáticos. Su ética de trabajo, humildad y carisma han conquistado a los seguidores más allá de las rivalidades.

La Serie Mundial 2025 se perfila como su escenario definitivo. Ohtani no solo buscará su primer anillo, sino también confirmar que su nombre merece estar junto a los más grandes de todos los tiempos.

Como dijo un cronista en el Dodger Stadium tras el último out: “Cada generación tiene su fenómeno. En la nuestra, se llama Shohei Ohtani. Y esta noche, el béisbol volvió a parecer un juego imposible de comprender… porque él lo hace parecer fácil.”

 Deportes – Crónica

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