
POLÍTICA
¿Qué es la Carta Democrática Interamericana y por qué Guatemala recurre a la OEA?
La Carta Democrática Interamericana permite a la OEA actuar frente a amenazas a la democracia. Guatemala vuelve a invocarla ante una crisis institucional.
Misión de observación de la OEA en Guatemala durante 2023, reunida con el entonces presidente Alejandro Giammattei (izquierda). A la derecha, el presidente Bernardo Arévalo en 2025 junto a funcionarios, solicitando la aplicación de la Carta Democrática Interamericana el 26 de octubre. (Foto, Prensa Libre: Gobierno de Guatemala)
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El domingo 26 de octubre de 2025, el presidente Bernardo Arévalo solicitó al secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) la convocatoria de una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, sustentada en la Carta Democrática Interamericana, para exponer ante el continente las graves amenazas a la Constitución y a la democracia en Guatemala.
La Carta Democrática Interamericana es un instrumento político, asegura la OEA, que refuerza el compromiso de los Estados miembros con la defensa de la institucionalidad democrática.
Aunque no constituye un tratado formal, tiene relevancia política e institucional, ya que reconoce que los países de las Américas asumen una responsabilidad colectiva de vigilancia y respaldo al sistema democrático regional.
Antecedentes en Guatemala de la Carta Democrática
Guatemala ha activado el mecanismo en no menos de diez ocasiones, según los registros oficiales de la OEA que documentan hasta el 2016. A esa cifra deben sumarse otras dos solicitudes recientes.
En el 2023, cuando las autoridades ancestrales, el entonces presidente electo Bernardo Arévalo y los embajadores ante la OEA de Antigua y Barbuda, República Dominicana, Canadá y Estados Unidos apelaron al artículo 18 de la Carta Democrática Interamericana.
En esa ocasión, denunciaron el “intento arbitrario e ilegal” del Ministerio Público (MP) de judicializar el proceso electoral, y reiteraron su llamado a las autoridades guatemaltecas para respetar la voluntad popular expresada en las urnas.
En respuesta, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, envió una misión especial a Guatemala para observar el proceso de transición de gobierno, confirmando la disposición del organismo de acompañar el fortalecimiento democrático.
Ahora, el presidente Arévalo ha solicitado nuevamente la intervención de la OEA, esta vez al amparo del artículo 20 de la Carta Democrática, tras las acciones promovidas por el juez Fredy Orellana, a solicitud del MP, el pasado 24 de octubre, las cuales —según expertos “buscan distorsionar los resultados de las elecciones de 2023”.
De acuerdo con información obtenida por Prensa Libre, el Consejo Permanente de la OEA se reunirá el 30 de octubre de 2025 para discutir la situación democrática en Guatemala, tras la solicitud del presidente Bernardo Arévalo.
Propósito de la Carta Democrática Interamericana
La Carta Democrática Interamericana fue aprobada el 11 de septiembre de 2001 por los Estados Miembros de la OEA durante una sesión extraordinaria de la Asamblea General en Lima, Perú, tras el compromiso asumido en la Declaración de Québec durante la III Cumbre de las Américas.
Su propósito es fortalecer y preservar las instituciones democráticas en el continente americano, definir los elementos esenciales de la democracia, su vínculo con el desarrollo integral y el combate a la pobreza, y establecer mecanismos de defensa ante amenazas al orden constitucional.
El documento también promueve la educación cívica, la transparencia y la rendición de cuentas, así como la labor de las misiones de observación electoral, pilares que garantizan elecciones libres, periódicas y justas.
Estructura de la Carta Democrática Interamericana
La Carta se compone de seis capítulos, cada uno dedicado a un eje fundamental para el funcionamiento y preservación de la democracia en las Américas:
- Capítulo I: La democracia y el sistema interamericano.
Establece que “los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”.
- Capítulo II: La democracia y los derechos humanos.
Destaca la importancia del respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión, el acceso a la información y la lucha contra la corrupción como condiciones esenciales para una sociedad democrática.
- Capítulo III: Democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza.
Señala que la inclusión social, la reducción de la pobreza y el desarrollo humano son requisitos para consolidar una democracia efectiva y participativa.
- Capítulo IV: Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática.
Define los procedimientos de intervención de la OEA cuando el orden democrático de un país miembro está en riesgo. En casos extremos, puede incluso suspender al Estado afectado de su participación en el organismo.
- Capítulo V: La democracia y las misiones de observación electoral.
Reconoce las misiones electorales como herramientas esenciales para asegurar la transparencia y legitimidad de los comicios.
- Capítulo VI: Promoción de la cultura democrática.
Promueve la cooperación entre Estados, sociedad civil y partidos políticos para fomentar una cultura democrática más allá del acto electoral.
El papel de la OEA en la crisis guatemalteca
La solicitud del presidente Arévalo marca un nuevo capítulo en la relación entre Guatemala y la OEA. El artículo 20, dentro del Capítulo IV, de la Carta Democrática permite al Consejo Permanente actuar cuando se produce una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el ejercicio legítimo del poder.
En ese contexto, la OEA podría enviar misiones de observación política, emitir resoluciones de respaldo a la democracia guatemalteca y convocar a la Asamblea General si la crisis se agrava, tal y como ha sucedido en otras ocasiones que otros países han convocado la carta.
La aplicación de la Carta Democrática Interamericana en Guatemala busca, por tanto, preservar el orden institucional, proteger la voluntad popular expresada en las urnas y evitar una ruptura democrática.
La Carta Democrática Interamericana permite a la OEA actuar frente a amenazas a la democracia. Guatemala vuelve a invocarla ante una crisis institucional.
POLÍTICA
¿Qué es la Carta Democrática Interamericana y por qué Guatemala recurre a la OEA?
La Carta Democrática Interamericana permite a la OEA actuar frente a amenazas a la democracia. Guatemala vuelve a invocarla ante una crisis institucional.
Misión de observación de la OEA en Guatemala durante 2023, reunida con el entonces presidente Alejandro Giammattei (izquierda). A la derecha, el presidente Bernardo Arévalo en 2025 junto a funcionarios, solicitando la aplicación de la Carta Democrática Interamericana el 26 de octubre. (Foto, Prensa Libre: Gobierno de Guatemala)
El domingo 26 de octubre de 2025, el presidente Bernardo Arévalo solicitó al secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) la convocatoria de una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, sustentada en la Carta Democrática Interamericana, para exponer ante el continente las graves amenazas a la Constitución y a la democracia en Guatemala.
La Carta Democrática Interamericana es un instrumento político, asegura la OEA, que refuerza el compromiso de los Estados miembros con la defensa de la institucionalidad democrática.
Aunque no constituye un tratado formal, tiene relevancia política e institucional, ya que reconoce que los países de las Américas asumen una responsabilidad colectiva de vigilancia y respaldo al sistema democrático regional.
Antecedentes en Guatemala de la Carta Democrática
Guatemala ha activado el mecanismo en no menos de diez ocasiones, según los registros oficiales de la OEA que documentan hasta el 2016. A esa cifra deben sumarse otras dos solicitudes recientes.
En el 2023, cuando las autoridades ancestrales, el entonces presidente electo Bernardo Arévalo y los embajadores ante la OEA de Antigua y Barbuda, República Dominicana, Canadá y Estados Unidos apelaron al artículo 18 de la Carta Democrática Interamericana.
En esa ocasión, denunciaron el “intento arbitrario e ilegal” del Ministerio Público (MP) de judicializar el proceso electoral, y reiteraron su llamado a las autoridades guatemaltecas para respetar la voluntad popular expresada en las urnas.
En respuesta, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, envió una misión especial a Guatemala para observar el proceso de transición de gobierno, confirmando la disposición del organismo de acompañar el fortalecimiento democrático.
Ahora, el presidente Arévalo ha solicitado nuevamente la intervención de la OEA, esta vez al amparo del artículo 20 de la Carta Democrática, tras las acciones promovidas por el juez Fredy Orellana, a solicitud del MP, el pasado 24 de octubre, las cuales —según expertos “buscan distorsionar los resultados de las elecciones de 2023”.
De acuerdo con información obtenida por Prensa Libre, el Consejo Permanente de la OEA se reunirá el 30 de octubre de 2025 para discutir la situación democrática en Guatemala, tras la solicitud del presidente Bernardo Arévalo.
Propósito de la Carta Democrática Interamericana
La Carta Democrática Interamericana fue aprobada el 11 de septiembre de 2001 por los Estados Miembros de la OEA durante una sesión extraordinaria de la Asamblea General en Lima, Perú, tras el compromiso asumido en la Declaración de Québec durante la III Cumbre de las Américas.
Su propósito es fortalecer y preservar las instituciones democráticas en el continente americano, definir los elementos esenciales de la democracia, su vínculo con el desarrollo integral y el combate a la pobreza, y establecer mecanismos de defensa ante amenazas al orden constitucional.
El documento también promueve la educación cívica, la transparencia y la rendición de cuentas, así como la labor de las misiones de observación electoral, pilares que garantizan elecciones libres, periódicas y justas.
Estructura de la Carta Democrática Interamericana
La Carta se compone de seis capítulos, cada uno dedicado a un eje fundamental para el funcionamiento y preservación de la democracia en las Américas:
- Capítulo I: La democracia y el sistema interamericano.
Establece que “los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”.
- Capítulo II: La democracia y los derechos humanos.
Destaca la importancia del respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión, el acceso a la información y la lucha contra la corrupción como condiciones esenciales para una sociedad democrática.
- Capítulo III: Democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza.
Señala que la inclusión social, la reducción de la pobreza y el desarrollo humano son requisitos para consolidar una democracia efectiva y participativa.
- Capítulo IV: Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática.
Define los procedimientos de intervención de la OEA cuando el orden democrático de un país miembro está en riesgo. En casos extremos, puede incluso suspender al Estado afectado de su participación en el organismo.
- Capítulo V: La democracia y las misiones de observación electoral.
Reconoce las misiones electorales como herramientas esenciales para asegurar la transparencia y legitimidad de los comicios.
- Capítulo VI: Promoción de la cultura democrática.
Promueve la cooperación entre Estados, sociedad civil y partidos políticos para fomentar una cultura democrática más allá del acto electoral.
El papel de la OEA en la crisis guatemalteca
La solicitud del presidente Arévalo marca un nuevo capítulo en la relación entre Guatemala y la OEA. El artículo 20, dentro del Capítulo IV, de la Carta Democrática permite al Consejo Permanente actuar cuando se produce una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el ejercicio legítimo del poder.
En ese contexto, la OEA podría enviar misiones de observación política, emitir resoluciones de respaldo a la democracia guatemalteca y convocar a la Asamblea General si la crisis se agrava, tal y como ha sucedido en otras ocasiones que otros países han convocado la carta.
La aplicación de la Carta Democrática Interamericana en Guatemala busca, por tanto, preservar el orden institucional, proteger la voluntad popular expresada en las urnas y evitar una ruptura democrática.
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