El error silencioso que hunde emprendimientos

Pluma invitada

El error silencioso que hunde emprendimientos

Improvisar sin preparación puede salir carísimo.


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Hay errores más graves que otros. Algunos ni siquiera los detectamos, simplemente porque “no sabemos lo que no sabemos”.

Recientemente, Prensa Libre me invitó a impartir una conferencia titulada “Errores que matan su emprendimiento”. Hablé de varios, pero hoy quiero enfocarme en uno que considero profundamente subestimado, quizás porque es el más fácil de ignorar: no invertir en capacitación.

Para muchos emprendedores, el primer descuido ocurre al no invertir en su propia formación. La cultura popular ha romantizado la figura del emprendedor autodidacta que “la hizo” sin título universitario, como si el éxito fuera producto de puro instinto y valentía.

Se citan ejemplos como Steve Jobs o Mark Zuckerberg, quienes abandonaron la universidad y construyeron imperios. Pero lo que rara vez se menciona es que estos casos son excepciones, no la regla.
Este mito puede convertirse en una trampa peligrosa. Nos hace creer que basta con lanzarse al agua. Yo mismo cometí ese error: creí que el impulso emprendedor bastaba. Y aunque logré cierto nivel de éxito, también pagué el precio de mis errores con años de aprendizajes costosos.

Siete años después de fundar mi primera empresa, decidí cursar el Acton MBA, un programa intensivo creado por empresarios para formar a la próxima generación de líderes con principios y enfoque práctico.
Fue una experiencia transformadora. Descubrí errores que había estado cometiendo sin darme cuenta y aprendí herramientas que, de haberlas tenido antes, me habrían ahorrado mucho tiempo, dinero y frustraciones.

Mientras estudiaba, el mundo atravesaba una de sus peores crisis económicas, y mi industria cambió radicalmente. Tuve que empezar de nuevo. Pero esta vez lo hice con nuevas bases, y aunque seguí cometiendo errores, el camino fue más directo, y los resultados, mucho más sólidos.

Conforme el negocio crece, es vital invertir en la capacitación del equipo.

Warren Buffett lo ha dicho con claridad: “La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo”. Mark Cuban, otro empresario exitoso coincide: “Aprender siempre te da ventaja. Siempre”.

Este principio también aplica al equipo que rodea al emprendedor. Conforme el negocio crece, es vital invertir en la capacitación del equipo. Pero ojo: no se trata de coleccionar títulos vacíos. Hoy existen demasiados programas que prometen mucho y entregan poco. Un cartón en la pared no garantiza competencia.

Lo importante es buscar experiencias de aprendizaje que tengan impacto real, que ofrezcan herramientas concretas y que confronten al emprendedor con sus propios puntos ciegos. Eso requiere humildad, pero también inteligencia para elegir bien en qué invertir tiempo y recursos.

Como tantas cosas en la vida, irse por lo barato puede salir muy caro. Por eso, cuando se trata de formación, recomiendo buscar lo mejor y encontrar la forma de financiarlo. Como dice ese dicho atribuido a Derek Bok: “Si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia”.

Invertir en formación no es un lujo, es un seguro contra la improvisación. Y, en el mundo del emprendimiento, improvisar sin preparación puede salir carísimo.

 Improvisar sin preparación puede salir carísimo.  

Pluma invitada

El error silencioso que hunde emprendimientos

Improvisar sin preparación puede salir carísimo.

Hay errores más graves que otros. Algunos ni siquiera los detectamos, simplemente porque “no sabemos lo que no sabemos”.

Recientemente, Prensa Libre me invitó a impartir una conferencia titulada “Errores que matan su emprendimiento”. Hablé de varios, pero hoy quiero enfocarme en uno que considero profundamente subestimado, quizás porque es el más fácil de ignorar: no invertir en capacitación.

Para muchos emprendedores, el primer descuido ocurre al no invertir en su propia formación. La cultura popular ha romantizado la figura del emprendedor autodidacta que “la hizo” sin título universitario, como si el éxito fuera producto de puro instinto y valentía.

Se citan ejemplos como Steve Jobs o Mark Zuckerberg, quienes abandonaron la universidad y construyeron imperios. Pero lo que rara vez se menciona es que estos casos son excepciones, no la regla.
Este mito puede convertirse en una trampa peligrosa. Nos hace creer que basta con lanzarse al agua. Yo mismo cometí ese error: creí que el impulso emprendedor bastaba. Y aunque logré cierto nivel de éxito, también pagué el precio de mis errores con años de aprendizajes costosos.

Siete años después de fundar mi primera empresa, decidí cursar el Acton MBA, un programa intensivo creado por empresarios para formar a la próxima generación de líderes con principios y enfoque práctico.
Fue una experiencia transformadora. Descubrí errores que había estado cometiendo sin darme cuenta y aprendí herramientas que, de haberlas tenido antes, me habrían ahorrado mucho tiempo, dinero y frustraciones.

Mientras estudiaba, el mundo atravesaba una de sus peores crisis económicas, y mi industria cambió radicalmente. Tuve que empezar de nuevo. Pero esta vez lo hice con nuevas bases, y aunque seguí cometiendo errores, el camino fue más directo, y los resultados, mucho más sólidos.

Conforme el negocio crece, es vital invertir en la capacitación del equipo.

Warren Buffett lo ha dicho con claridad: “La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo”. Mark Cuban, otro empresario exitoso coincide: “Aprender siempre te da ventaja. Siempre”.

Este principio también aplica al equipo que rodea al emprendedor. Conforme el negocio crece, es vital invertir en la capacitación del equipo. Pero ojo: no se trata de coleccionar títulos vacíos. Hoy existen demasiados programas que prometen mucho y entregan poco. Un cartón en la pared no garantiza competencia.

Lo importante es buscar experiencias de aprendizaje que tengan impacto real, que ofrezcan herramientas concretas y que confronten al emprendedor con sus propios puntos ciegos. Eso requiere humildad, pero también inteligencia para elegir bien en qué invertir tiempo y recursos.

Como tantas cosas en la vida, irse por lo barato puede salir muy caro. Por eso, cuando se trata de formación, recomiendo buscar lo mejor y encontrar la forma de financiarlo. Como dice ese dicho atribuido a Derek Bok: “Si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia”.

Invertir en formación no es un lujo, es un seguro contra la improvisación. Y, en el mundo del emprendimiento, improvisar sin preparación puede salir carísimo.

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 Prensa Libre | Guatemala

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