Conred presenta insumos tras sismos, pero experto advierte que la efectividad depende de múltiples factores
Tras los sismos que afectaron Sacatepéquez y Jutiapa, la Conred detalló sus insumos disponibles, aunque expertos señalan que la suficiencia depende de factores como la magnitud de la emergencia y el cumplimiento de estándares humanitarios.

Habitantes de Santa María de Jesús se vieron afectados por la carencia de agua tras los sismos y en algunos casos tuvieron que comprar tinacos con costo de Q150. (Foto Prensa Libre: Emilio Chang)
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Tras las secuencias sísmicas registradas en Guatemala en julio del 2025, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) reportó contar con al menos 80 mil kits de alimentos y diversos insumos distribuidos en sus bodegas en ocho regiones de país.
Cada kit incluye productos básicos como arroz, frijol, sal, azúcar, aceite, café, avena y atol fortificado para la atención a nivel nacional.
También cuentan con carpas, colchonetas, kits de higiene pero no se detallaron cantidades.
Sin embargo, la experiencia en campo, especialmente en comunidades como Santa María de Jesús, Sacatepéquez, plantea una pregunta clave: ¿es eso suficiente para responder eficazmente a emergencias de esta magnitud?
Como parte de la respuesta a las emergencias provocadas por los sismos del 8 y 29 de julio, la Conred ha realizado varias adquisiciones, según consta en el portal Guatecompras. Entre los insumos adjudicados o en proceso de adquisición se incluyen los siguientes:
Insumos logísticos y de agua
- Un depósito de agua tipo cisterna, con capacidad de 45 mil litros, por un valor de Q79 mil 900, destinado a la rehabilitación del sistema de agua potable en Santa María de Jesús, Sacatepéquez.
- Licitación pública para la compra de 38 vehículos tipo picop doble cabina, con cierre programado para el 7 de agosto, con equipamiento mínimo modelo 2025.
- 545 linternas frontales para las brigadas de respuesta inmediata (BRI), actualmente en proceso de adquisición.
- 1,500 pares de botas para uso del personal operativo, adjudicados por un monto superior a Q600 mil.
- 770 chalecos reflectivos para brigadas, mediante compra directa, a un costo unitario de Q350, para un total de Q269,500.
Insumos alimenticios
Entre el 10 de julio y el 5 de agosto del 2025, se adjudicaron varios productos básicos para abastecimiento en albergues o entrega directa a población afectada:
- 6 mil paquetes de galletas tipo salada por Q37 mil 200
- 10 mil bebidas rehidratantes por Q45 mil 500
- 9 mil latas de atún con agua por Q80 mil 100
- 10 mil unidades de avena instantánea por Q59 mil 900
- 30 mil jugos por Q51 mil 600
- 18 mil paquetes de frijol de 8 onzas por Q74 mil 880
Estos insumos complementan los 80 mil kits de alimentos familiares que Conred informó tener disponibles en sus bodegas regionales.
¿Alcanza lo disponible?
Para Alejandro Maldonado, exsecretario de Conred, no se puede responder con certeza si los 80 mil kits de alimentos son suficientes sin conocer detalles clave, como el tipo de raciones que se están manejando.
Explicó que hay dos tipos principales de raciones: las individuales, cocinadas y listas para consumir, pensadas para una persona durante un día; y las raciones familiares, no cocinadas, con productos básicos como arroz y frijol para alimentar a una familia durante una semana, dependiendo del número de integrantes.
También advirtió que los insumos deben cumplir con los estándares establecidos de manera internacional que Guatemala adoptó mediante una carta de compromiso, y que define criterios mínimos para la asistencia humanitaria, incluidos el contenido calórico y nutricional de los alimentos.
“No basta con saber el número. Hay que evaluar la calidad nutricional, si requieren cocción, si están listas para consumir y si cumplen con los porcentajes adecuados de carbohidratos, proteínas y grasas”, explicó Maldonado. También mencionó que el manual regula muchos otros aspectos de la asistencia humanitaria, como el número de inodoros en un albergue o el espacio mínimo por persona.
La secuencia sísmica del 8 de julio afectó a tres departamentos: Escuintla, con una población de 733 mil 181; Sacatepéquez, con 330 mil 469 y Guatemala con 3 millones 15 mil 81 habitantes, de acuerdo con el censo de 2018. Las comunidades más afectadas, Santa María de Jesús en Sacatepéquez tiene una población de 21 mil 938 habitantes y Palín, en Escuintla de 65 mil 873 habitantes.
La realidad en las comunidades
A pesar de los esfuerzos, la falta de agua persistió más de dos semanas después del sismo en Santa María de Jesús. Las familias hacían colas de hasta 24 horas para abastecerse en nacimientos de agua, mientras algunas pilas municipales ya estaban secas.
“Uno tiene que esperar y hacer cola por varias horas. Si hay 8 o 10 personas en una casa, solo se pueden llevar cinco tambos de agua”, relató Aurelia Chávez, vecina del lugar.
Incluso con el servicio de energía eléctrica restablecido, el agua no volvió con la misma rapidez. Muchas familias tuvieron que comprar tinacos por su cuenta para poder almacenar lo poco que lograban recolectar.
Nivel de respuesta
Aunque Conred ha realizado compras importantes y mantiene insumos distribuidos en ocho regiones del país, los testimonios desde comunidades como Santa María de Jesús reflejan que las necesidades en el terreno pueden superar la capacidad de respuesta inmediata, especialmente si las afectaciones se agravan o se extienden a más regiones.
El análisis técnico plantea, según Maldonado, que la suficiencia no puede medirse solo por el volumen de insumos disponibles, sino también por su calidad, preparación, y la duración y escala de la emergencia.
Secuencias sísmicas
El 8 de julio, un sismo de magnitud 5.2, seguido de otro de 5.6, ambos con epicentro en Sacatepéquez, afectó severamente a comunidades de ese departamento, así como a zonas de Escuintla y Guatemala. En las primeras 24 horas se reportaron más de 150 réplicas; al día siguiente, ya sumaban 836 sismos, 33 de ellos sensibles.
Los daños incluyeron siete personas fallecidas, más de 4 mil 600 afectadas, viviendas colapsadas, cortes de servicios y afectación a infraestructura clave. En Santa María de Jesús, un alud destruyó las tuberías de agua, lo que dejó sin abastecimiento a la mayoría de hogares durante semanas.
La segunda secuencia sísmica ocurrió el 29 de julio de 2025 y estuvo asociada a la falla de Jalpatagua. El evento principal fue un sismo de magnitud 5.8 registrado a las 15:21 horas, con epicentro en Jutiapa, cerca de los municipios de Zapotitlán y El Adelanto, en la frontera con El Salvador.
Durante la tarde se registraron múltiples réplicas con magnitudes entre 3.8 y 5.0. En total, se contabilizaron 497 sismos en la zona, de los cuales 53 fueron sensibles para la población.
Según Conred, esta secuencia dejó aproximadamente 1 mil 200 personas afectadas. El evento tuvo un foco superficial, de aproximadamente 10 a 11 kilómetros de profundidad, lo que provocó intensidades fuertes también percibidas en El Salvador, Honduras y el sur de México.
Tras los sismos que afectaron Sacatepéquez y Jutiapa, la Conred detalló sus insumos disponibles, aunque expertos señalan que la suficiencia depende de factores como la magnitud de la emergencia y el cumplimiento de estándares humanitarios.
Conred presenta insumos tras sismos, pero experto advierte que la efectividad depende de múltiples factores
Tras los sismos que afectaron Sacatepéquez y Jutiapa, la Conred detalló sus insumos disponibles, aunque expertos señalan que la suficiencia depende de factores como la magnitud de la emergencia y el cumplimiento de estándares humanitarios.

Habitantes de Santa María de Jesús se vieron afectados por la carencia de agua tras los sismos y en algunos casos tuvieron que comprar tinacos con costo de Q150. (Foto Prensa Libre: Emilio Chang)
Tras las secuencias sísmicas registradas en Guatemala en julio del 2025, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) reportó contar con al menos 80 mil kits de alimentos y diversos insumos distribuidos en sus bodegas en ocho regiones de país.
Cada kit incluye productos básicos como arroz, frijol, sal, azúcar, aceite, café, avena y atol fortificado para la atención a nivel nacional.
También cuentan con carpas, colchonetas, kits de higiene pero no se detallaron cantidades.
Sin embargo, la experiencia en campo, especialmente en comunidades como Santa María de Jesús, Sacatepéquez, plantea una pregunta clave: ¿es eso suficiente para responder eficazmente a emergencias de esta magnitud?
Como parte de la respuesta a las emergencias provocadas por los sismos del 8 y 29 de julio, la Conred ha realizado varias adquisiciones, según consta en el portal Guatecompras. Entre los insumos adjudicados o en proceso de adquisición se incluyen los siguientes:
Insumos logísticos y de agua
- Un depósito de agua tipo cisterna, con capacidad de 45 mil litros, por un valor de Q79 mil 900, destinado a la rehabilitación del sistema de agua potable en Santa María de Jesús, Sacatepéquez.
- Licitación pública para la compra de 38 vehículos tipo picop doble cabina, con cierre programado para el 7 de agosto, con equipamiento mínimo modelo 2025.
- 545 linternas frontales para las brigadas de respuesta inmediata (BRI), actualmente en proceso de adquisición.
- 1,500 pares de botas para uso del personal operativo, adjudicados por un monto superior a Q600 mil.
- 770 chalecos reflectivos para brigadas, mediante compra directa, a un costo unitario de Q350, para un total de Q269,500.
Insumos alimenticios
Entre el 10 de julio y el 5 de agosto del 2025, se adjudicaron varios productos básicos para abastecimiento en albergues o entrega directa a población afectada:
- 6 mil paquetes de galletas tipo salada por Q37 mil 200
- 10 mil bebidas rehidratantes por Q45 mil 500
- 9 mil latas de atún con agua por Q80 mil 100
- 10 mil unidades de avena instantánea por Q59 mil 900
- 30 mil jugos por Q51 mil 600
- 18 mil paquetes de frijol de 8 onzas por Q74 mil 880
Estos insumos complementan los 80 mil kits de alimentos familiares que Conred informó tener disponibles en sus bodegas regionales.
¿Alcanza lo disponible?
Para Alejandro Maldonado, exsecretario de Conred, no se puede responder con certeza si los 80 mil kits de alimentos son suficientes sin conocer detalles clave, como el tipo de raciones que se están manejando.
Explicó que hay dos tipos principales de raciones: las individuales, cocinadas y listas para consumir, pensadas para una persona durante un día; y las raciones familiares, no cocinadas, con productos básicos como arroz y frijol para alimentar a una familia durante una semana, dependiendo del número de integrantes.
También advirtió que los insumos deben cumplir con los estándares establecidos de manera internacional que Guatemala adoptó mediante una carta de compromiso, y que define criterios mínimos para la asistencia humanitaria, incluidos el contenido calórico y nutricional de los alimentos.
“No basta con saber el número. Hay que evaluar la calidad nutricional, si requieren cocción, si están listas para consumir y si cumplen con los porcentajes adecuados de carbohidratos, proteínas y grasas”, explicó Maldonado. También mencionó que el manual regula muchos otros aspectos de la asistencia humanitaria, como el número de inodoros en un albergue o el espacio mínimo por persona.
La secuencia sísmica del 8 de julio afectó a tres departamentos: Escuintla, con una población de 733 mil 181; Sacatepéquez, con 330 mil 469 y Guatemala con 3 millones 15 mil 81 habitantes, de acuerdo con el censo de 2018. Las comunidades más afectadas, Santa María de Jesús en Sacatepéquez tiene una población de 21 mil 938 habitantes y Palín, en Escuintla de 65 mil 873 habitantes.
La realidad en las comunidades
A pesar de los esfuerzos, la falta de agua persistió más de dos semanas después del sismo en Santa María de Jesús. Las familias hacían colas de hasta 24 horas para abastecerse en nacimientos de agua, mientras algunas pilas municipales ya estaban secas.
“Uno tiene que esperar y hacer cola por varias horas. Si hay 8 o 10 personas en una casa, solo se pueden llevar cinco tambos de agua”, relató Aurelia Chávez, vecina del lugar.
Incluso con el servicio de energía eléctrica restablecido, el agua no volvió con la misma rapidez. Muchas familias tuvieron que comprar tinacos por su cuenta para poder almacenar lo poco que lograban recolectar.
Nivel de respuesta
Aunque Conred ha realizado compras importantes y mantiene insumos distribuidos en ocho regiones del país, los testimonios desde comunidades como Santa María de Jesús reflejan que las necesidades en el terreno pueden superar la capacidad de respuesta inmediata, especialmente si las afectaciones se agravan o se extienden a más regiones.
El análisis técnico plantea, según Maldonado, que la suficiencia no puede medirse solo por el volumen de insumos disponibles, sino también por su calidad, preparación, y la duración y escala de la emergencia.
Secuencias sísmicas
El 8 de julio, un sismo de magnitud 5.2, seguido de otro de 5.6, ambos con epicentro en Sacatepéquez, afectó severamente a comunidades de ese departamento, así como a zonas de Escuintla y Guatemala. En las primeras 24 horas se reportaron más de 150 réplicas; al día siguiente, ya sumaban 836 sismos, 33 de ellos sensibles.
Los daños incluyeron siete personas fallecidas, más de 4 mil 600 afectadas, viviendas colapsadas, cortes de servicios y afectación a infraestructura clave. En Santa María de Jesús, un alud destruyó las tuberías de agua, lo que dejó sin abastecimiento a la mayoría de hogares durante semanas.
La segunda secuencia sísmica ocurrió el 29 de julio de 2025 y estuvo asociada a la falla de Jalpatagua. El evento principal fue un sismo de magnitud 5.8 registrado a las 15:21 horas, con epicentro en Jutiapa, cerca de los municipios de Zapotitlán y El Adelanto, en la frontera con El Salvador.
Durante la tarde se registraron múltiples réplicas con magnitudes entre 3.8 y 5.0. En total, se contabilizaron 497 sismos en la zona, de los cuales 53 fueron sensibles para la población.
Según Conred, esta secuencia dejó aproximadamente 1 mil 200 personas afectadas. El evento tuvo un foco superficial, de aproximadamente 10 a 11 kilómetros de profundidad, lo que provocó intensidades fuertes también percibidas en El Salvador, Honduras y el sur de México.
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