¿Cómo afecta el uso de la tecnología a la postura de los niños y adolescentes?
El uso excesivo de pantallas desde edades tempranas ha provocado un incremento de dolores dorsales y problemas posturales entre la población infantil y adolescente, según especialistas.

El síndrome de “cuello de texto” es una afección global asociada al uso prolongado de dispositivos móviles. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
Foto:
El uso masivo de dispositivos electrónicos ha transformado la manera en que los niños aprenden, juegan y se relacionan con el mundo.
Sin embargo, esta revolución tecnológica conlleva consecuencias imprevistas para la salud postural de los menores, según advierte el doctor Edson Omar Zambrano Aguilar, jefe del Servicio de Ortopedia Pediátrica del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
“Básicamente, en la ortopedia infantil lo que observamos con mayor frecuencia debido al uso de dispositivos electrónicos es dolor dorsal”, explica Zambrano. “Muchos pacientes refieren dolor en el tórax, en la parte posterior donde se encuentra la columna dorsal, y pueden presentar molestias posturales”, menciona.
Esta observación clínica del especialista guatemalteco coincide con el reconocimiento internacional del síndrome conocido como “cuello de texto” (text neck), término acuñado en 2008 por el quiropráctico Dean L. Fishman.
El síndrome de cuello de texto se considera una pandemia, ya que está asociado al uso constante de tecnología. La flexión continua del cuello al utilizar estos dispositivos puede provocar tensiones musculares y ejercer presión adicional en la columna vertebral.
Aunque esta problemática no se limita únicamente a la columna vertebral. El especialista destaca que “el uso indiscriminado de las pantallas no solo afecta la columna; el uso del teclado puede impactar los dedos —específicamente el pulgar—, causar algunas lesiones en tendones y ligamentos, y también perjudicar la vista”.
Señales de alerta para los padres
Zambrano brinda una guía práctica para que los padres puedan identificar posibles problemas posturales o signos de escoliosis en sus hijos. Estas son algunas señales que deben observar:
- Escápulas desiguales: cuando los omóplatos no están en la misma posición o altura.
- Asimetría en los hombros: al observar al niño de frente, un hombro se ve más alto que el otro.
- Cadera desnivelada: un lado de la cadera parece más elevado que el otro.
- Cojera leve: el niño presenta una ligera dificultad al caminar.
- Observación en casa: colocar al niño sin camisa y pedirle que se flexione hacia adelante permite detectar si la columna se curva de forma anormal al observarla desde atrás.
- Prueba de Adams: consiste en pedir al niño que toque el suelo con las manos mientras se inclina hacia adelante; si se observan curvaturas anormales en la columna desde atrás, puede tratarse de un indicio de escoliosis.

El impacto de la pandemia
La pandemia de COVID-19 intensificó este problema de salud pública. “Sí ha habido un aumento de pacientes con dolores musculares; está relacionado, en muchos casos, con sobrepeso y, básicamente, con mala dieta y falta de ejercicio”, confirma el especialista.
Esta observación clínica coincide con estudios internacionales que han documentado un incremento significativo en los problemas posturales infantiles durante y después de los confinamientos. La combinación de mayor tiempo frente a pantallas, reducción de la actividad física y cambios en los hábitos alimentarios ha creado una “tormenta perfecta” para el desarrollo de trastornos posturales.
Prevención y tratamiento
La detección temprana es crucial. “Regularmente, si hay dolor, debe examinar al niño un ortopedista pediatra”, advierte el doctor Zambrano. Las radiografías simples y el examen clínico son herramientas fundamentales para el diagnóstico.
La buena noticia es que estos problemas son, en su mayoría, reversibles cuando se detectan a tiempo y se trata la causa subyacente. “Usualmente, el dolor puede persistir en una escoliosis idiopática en un 32 por ciento, es decir, tres de cada diez pacientes tendrán dolor”, explica el especialista.
Zambrano es enfático en sus recomendaciones: “El paciente no debe permanecer más de una hora sentado de forma continua; es necesario que tenga períodos para levantarse y realizar algún tipo de estiramiento”.
La natación se destaca como una actividad especialmente beneficiosa. Se recomienda practicarla “por lo menos una o dos veces a la semana, para ir compensando lo que se va perdiendo al estar muy estático”.
Para los educadores, el especialista sugiere implementar metodologías más dinámicas: “Que no sea solo estar sentados, sino que también tengan algo que implique levantarse”.
La Asociación Española de Pediatría ha establecido recomendaciones claras sobre el tiempo de exposición a pantallas. Recientemente elevó su sugerencia a cero tiempo frente a pantallas hasta los 6 años, reconociendo los riesgos asociados al desarrollo infantil.

Un llamado a la acción
“Nuestro deber como guatemaltecos y como docentes es lograr que las nuevas generaciones estén mejor que nosotros”, reflexiona Zambrano. “La tecnología debe aprovecharse, pero también hay que tomar medidas para que no se convierta en lo único en la vida, y que, además, se modifiquen algunas conductas, tanto por parte de los padres como de los docentes”.
La evidencia es clara: el uso responsable de la tecnología, combinado con períodos regulares de actividad física y una ergonomía adecuada, puede prevenir problemas posturales que, de no atenderse, podrían convertirse en lesiones crónicas en la vida adulta.
El uso excesivo de pantallas desde edades tempranas ha provocado un incremento de dolores dorsales y problemas posturales entre la población infantil y adolescente, según especialistas.
¿Cómo afecta el uso de la tecnología a la postura de los niños y adolescentes?
El uso excesivo de pantallas desde edades tempranas ha provocado un incremento de dolores dorsales y problemas posturales entre la población infantil y adolescente, según especialistas.

El síndrome de “cuello de texto” es una afección global asociada al uso prolongado de dispositivos móviles. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
El uso masivo de dispositivos electrónicos ha transformado la manera en que los niños aprenden, juegan y se relacionan con el mundo.
Sin embargo, esta revolución tecnológica conlleva consecuencias imprevistas para la salud postural de los menores, según advierte el doctor Edson Omar Zambrano Aguilar, jefe del Servicio de Ortopedia Pediátrica del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
“Básicamente, en la ortopedia infantil lo que observamos con mayor frecuencia debido al uso de dispositivos electrónicos es dolor dorsal”, explica Zambrano. “Muchos pacientes refieren dolor en el tórax, en la parte posterior donde se encuentra la columna dorsal, y pueden presentar molestias posturales”, menciona.
Esta observación clínica del especialista guatemalteco coincide con el reconocimiento internacional del síndrome conocido como “cuello de texto” (text neck), término acuñado en 2008 por el quiropráctico Dean L. Fishman.
El síndrome de cuello de texto se considera una pandemia, ya que está asociado al uso constante de tecnología. La flexión continua del cuello al utilizar estos dispositivos puede provocar tensiones musculares y ejercer presión adicional en la columna vertebral.
Aunque esta problemática no se limita únicamente a la columna vertebral. El especialista destaca que “el uso indiscriminado de las pantallas no solo afecta la columna; el uso del teclado puede impactar los dedos —específicamente el pulgar—, causar algunas lesiones en tendones y ligamentos, y también perjudicar la vista”.
Señales de alerta para los padres
Zambrano brinda una guía práctica para que los padres puedan identificar posibles problemas posturales o signos de escoliosis en sus hijos. Estas son algunas señales que deben observar:
- Escápulas desiguales: cuando los omóplatos no están en la misma posición o altura.
- Asimetría en los hombros: al observar al niño de frente, un hombro se ve más alto que el otro.
- Cadera desnivelada: un lado de la cadera parece más elevado que el otro.
- Cojera leve: el niño presenta una ligera dificultad al caminar.
- Observación en casa: colocar al niño sin camisa y pedirle que se flexione hacia adelante permite detectar si la columna se curva de forma anormal al observarla desde atrás.
- Prueba de Adams: consiste en pedir al niño que toque el suelo con las manos mientras se inclina hacia adelante; si se observan curvaturas anormales en la columna desde atrás, puede tratarse de un indicio de escoliosis.

El impacto de la pandemia
La pandemia de COVID-19 intensificó este problema de salud pública. “Sí ha habido un aumento de pacientes con dolores musculares; está relacionado, en muchos casos, con sobrepeso y, básicamente, con mala dieta y falta de ejercicio”, confirma el especialista.
Esta observación clínica coincide con estudios internacionales que han documentado un incremento significativo en los problemas posturales infantiles durante y después de los confinamientos. La combinación de mayor tiempo frente a pantallas, reducción de la actividad física y cambios en los hábitos alimentarios ha creado una “tormenta perfecta” para el desarrollo de trastornos posturales.
Prevención y tratamiento
La detección temprana es crucial. “Regularmente, si hay dolor, debe examinar al niño un ortopedista pediatra”, advierte el doctor Zambrano. Las radiografías simples y el examen clínico son herramientas fundamentales para el diagnóstico.
La buena noticia es que estos problemas son, en su mayoría, reversibles cuando se detectan a tiempo y se trata la causa subyacente. “Usualmente, el dolor puede persistir en una escoliosis idiopática en un 32 por ciento, es decir, tres de cada diez pacientes tendrán dolor”, explica el especialista.
Zambrano es enfático en sus recomendaciones: “El paciente no debe permanecer más de una hora sentado de forma continua; es necesario que tenga períodos para levantarse y realizar algún tipo de estiramiento”.
La natación se destaca como una actividad especialmente beneficiosa. Se recomienda practicarla “por lo menos una o dos veces a la semana, para ir compensando lo que se va perdiendo al estar muy estático”.
Para los educadores, el especialista sugiere implementar metodologías más dinámicas: “Que no sea solo estar sentados, sino que también tengan algo que implique levantarse”.
La Asociación Española de Pediatría ha establecido recomendaciones claras sobre el tiempo de exposición a pantallas. Recientemente elevó su sugerencia a cero tiempo frente a pantallas hasta los 6 años, reconociendo los riesgos asociados al desarrollo infantil.

Un llamado a la acción
“Nuestro deber como guatemaltecos y como docentes es lograr que las nuevas generaciones estén mejor que nosotros”, reflexiona Zambrano. “La tecnología debe aprovecharse, pero también hay que tomar medidas para que no se convierta en lo único en la vida, y que, además, se modifiquen algunas conductas, tanto por parte de los padres como de los docentes”.
La evidencia es clara: el uso responsable de la tecnología, combinado con períodos regulares de actividad física y una ergonomía adecuada, puede prevenir problemas posturales que, de no atenderse, podrían convertirse en lesiones crónicas en la vida adulta.
ARCHIVADO EN:
Prensa Libre | Vida