EN LA JUGADA: De la mano del tiro con armas de caza tocamos el cielo

Desde los años 90, durante mi paso como editor de deportes de Prensa Libre, el tiro con armas de caza siempre daba de que hablar, siempre ofrecía noticias y siempre… Desde los años 90, durante mi paso como editor de deportes de Prensa Libre, el tiro con armas de caza siempre daba de que hablar, siempre ofrecía noticias y siempre…  


El día tenía que llegar y fue en una de las ciudades más hermosas del planeta, París, donde el Tiro con Armas de Caza escribió la página más grande en la historia del deporte guatemalteco con el oro de Adriana Ruano«

Hugo Castillo Argón


Desde los años 90, durante mi paso como editor de deportes de Prensa Libre, el tiro con armas de caza siempre daba de que hablar, siempre ofrecía noticias y siempre era fuente de hechos, en su mayoría positivos, debido al enorme aporte de sus atletas al medallero del ciclo olímpico.

Ese éxito deportivo no es de ahora, viene de los años 70, desde que Víctor Manuel Castellanos se colgó la medalla de oro en la prueba de velocidad sobre siluetas en los Juegos Panamericanos de Cali 1971 en una de las jornadas más emocionantes que se recuerden.

Posteriormente, el tiro se convirtió en una de las principales fortalezas del deporte guatemalteco porque muchos deportes tradicionalmente solo han ido a pasear a los distintos eventos y han aportado muy poco a los medalleros.

Apellidos como Sandoval, Bermúdez, Brol, Iglesias, Silva, Zachrison, Romero, ahora Ruano, entre otros, no son desconocidos cuando se profundiza en la historia del deporte de este país y tienen la particularidad de haber ganado no solo medallas en el ciclo olímpico, sino también de destacar a nivel mundial en otras participaciones.

No podemos olvidar el intento que se hizo en los años 90 por obtener una medalla olímpica cuando se nacionalizó al atleta húngaro Atila Solti, protagonista mundial en el evento de blancos en movimiento, quien comenzó su paso vestido de azul y blanco ganando una medalla de oro en los Panamericanos de Mar del Plata 1995.

La esperanza de ganar la primera medalla olímpica para Guatemala era latente cuando estábamos a las puertas los Juegos de Atlanta 1996 pero no se pudo lograr en esos juegos. Atila Solti volvería a dominar ese evento en los Panamericanos de Winnipeg 1999.

La prueba de blancos en movimiento fue eliminada del programa olímpico, Solti se retiró y no logró el objetivo que el tiro se había puesto de traer la primera presea, pero se siguieron obteniendo buenos resultados en Centroamericanos y del Caribe, así como en Panamericanos y otros eventos mundiales.

Pero el tiro con armas de caza también tenía sus problemas y en distintas épocas mantuvieron escaramuzas y pulsos con las distintas dirigencias que en muchas ocasiones se han olvidado de la palabra sentido común, a tal grado que tenían poco apoyo y en algunos momentos hasta no lograban completar entrenamientos debido a falta de insumos y apoyo.

Entrenaban y se desarrollaron bajo el paraguas del Club de Caza, Tiro y Pesca con el sueño de tener algún día instalaciones propias y en las que el desarrollo fuera alcanzado de forma integral para atletas de élite mundial.

La medalla olímpica era la asignatura pendiente y desde que Atila Solti compitió en los blancos en movimiento muchos tiradores estuvieron cerca, pelearon fuerte en las finales, pero sin hacer realidad el sueño.

El día tenía que llegar y fue precisamente en una de las ciudades más hermosas del planeta, la bellísima París, donde el Tiro con Armas de Caza escribió la página más grande en la historia del deporte guatemalteco con la medalla de oro de Adriana Ruano en la prueba de foso que hizo vibrar a todo el país.

Ese 31 de julio, no solo se ganó el oro, también se logró un récord olímpico, se cantó por primera vez el himno de Guatemala en unos Juegos Olímpicos, fue una mujer la que logró la colosal hazaña y se cerró un ciclo que comenzó un día antes con la medalla de bronce de Jean Pierre Brol, también en foso.

Muchas emociones juntas, un sueño cumplido y un mensaje histórico para la dirigencia deportiva del país que seguramente tuvo poca fe en un deporte que siempre estuvo allí pero que no ha sido el más apoyado si se compara con otras disciplinas.

Las dos medallas del tiro, que se sumaron a la histórica de Erick Barrondo en la prueba de marcha 20 kms. de Londres 2012, seguramente han servido para abrir las mentes de muchos dirigentes y se ve con agrado la reciente noticia sobre la construcción de las instalaciones propias de la Asociación de Tiro con Armas de Caza en Ciudad San Cristóbal que, según notas de prensa, van bastante adelantadas.

Con un futuro prometedor, este deporte necesita ahora tener más visibilidad, atraer nuevos talentos y poner el ojo en la mira para acertar en lo que viene: los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 donde llegarán como favoritos, no solo por lo hecho en París sino porque han tenido participaciones relevantes en otros eventos del presente ciclo.

Tocamos el cielo, de eso no hay duda y vivimos jornadas gloriosas en los últimos 50 años, por eso, es justo el aplauso y el elogio para un deporte que con alma, corazón y gran nivel deportivo ha puesto el nombre de Guatemala en lo más alto. ¡Salud por eso!


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