Una agenda para recibir a Marco Rubio

políticas públicas

Una agenda para recibir a Marco Rubio

Es factible -y conveniente- alinear sus prioridades con una agenda de políticas que nos beneficie.


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La visita de Marco Rubio a Centroamérica reviste una especial significancia, no solo por ser el primer viaje oficial del Secretario de Estado estadounidense (lo cual revela la inusual importancia que nuestra región representa para su gobierno), sino también porque lo que —a la luz de las agresivas medidas adoptadas por Donald Trump en sus primeros días en el poder— algunos han visto como una amenaza para nuestro país, puede convertirse en una gran oportunidad si actuamos con astucia y pragmatismo.

En preparación a su visita, el secretario Rubio emitió el documento Americas First, que enmarca el enfoque de su política exterior hacia Latinoamérica y del que es fácil colegir que, para alinear a Guatemala con los intereses estadounidenses, nuestro país debe centrarse en fortalecer su institucionalidad, combatir decididamente el crimen organizado y promover el bienestar y el empleo para abordar las causas de la migración ilegal. Desde la perspectiva estadounidense, este enfoque busca tanto la estabilidad en la región como la creación de condiciones que reduzcan los flujos migratorios y favorezcan la inversión y el crecimiento económico.

Una primera área de oportunidad es la de seguridad y combate del crimen organizado. Aquí, además de plantear al secretario Rubio programas (que podrían ser conjuntos entre ambos países) para capacitar y equipar a las fuerzas de seguridad y para establecer mecanismos robustos de intercambio de información y coordinación operativa, una agenda proactiva debería también incluir el compromiso de impulsar reformas (administrativas y legales) para fortalecer nuestras instituciones de seguridad y justicia, así como redirigir recursos presupuestarios al equipamiento estratégico de nuestras fuerzas de seguridad.

La segunda área de interés es la contención de la migración ilegal, donde conviene plantear al secretario Rubio el establecimiento de acuerdos que faciliten la repatriación ordenada y digna de migrantes y la implementación de programas de retorno y reintegración mediante oportunidades laborales y acceso a servicios básicos en sus comunidades de origen, así como redirigir recursos presupuestarios al desarrollo local en las comunidades con altos índices de migración.

Lo que algunos han visto como una amenaza puede convertirse en una gran oportunidad.

La tercera área de trabajo es la generación de empleo, donde debe plantearse una política de incentivos para la inversión privada, tanto mediante medidas administrativas como de reformas al marco regulatorio que faciliten la creación y el desarrollo de empresas y fomenten el emprendimiento local, además de redirigir el amplio —pero, hasta hoy, desordenado— presupuesto estatal a invertir en infraestructura básica y en capital humano para elevar la productividad sistémica del país.

Y la cuarta área de interés es el fortalecimiento institucional y la transparencia para mejorar la gobernabilidad y fortalecer la capacidad del Estado para combatir la corrupción, lo cual implica la modernización del sistema judicial y de control del gasto público mediante, por ejemplo, reformas a la forma en que se postulan y eligen los jueces y magistrados, y mediante un profundo fortalecimiento de la Contraloría de Cuentas conforme a los mejores estándares internacionales.

Si se logra acordar una agenda mínima sobre estas líneas con el secretario Rubio y se adquiere el compromiso de impulsarla, no solo se podrán generar dinámicas viables de cooperación con el complejo —y a veces díscolo— estilo de administración del presidente Trump, sino también proveer un norte a nuestra precaria agenda de políticas públicas, que hasta ahora luce carente de ambición y prioridades.

 Es factible -y conveniente- alinear sus prioridades con una agenda de políticas que nos beneficie.  

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Una agenda para recibir a Marco Rubio

Es factible -y conveniente- alinear sus prioridades con una agenda de políticas que nos beneficie.

La visita de Marco Rubio a Centroamérica reviste una especial significancia, no solo por ser el primer viaje oficial del Secretario de Estado estadounidense (lo cual revela la inusual importancia que nuestra región representa para su gobierno), sino también porque lo que —a la luz de las agresivas medidas adoptadas por Donald Trump en sus primeros días en el poder— algunos han visto como una amenaza para nuestro país, puede convertirse en una gran oportunidad si actuamos con astucia y pragmatismo.

En preparación a su visita, el secretario Rubio emitió el documento Americas First, que enmarca el enfoque de su política exterior hacia Latinoamérica y del que es fácil colegir que, para alinear a Guatemala con los intereses estadounidenses, nuestro país debe centrarse en fortalecer su institucionalidad, combatir decididamente el crimen organizado y promover el bienestar y el empleo para abordar las causas de la migración ilegal. Desde la perspectiva estadounidense, este enfoque busca tanto la estabilidad en la región como la creación de condiciones que reduzcan los flujos migratorios y favorezcan la inversión y el crecimiento económico.

Una primera área de oportunidad es la de seguridad y combate del crimen organizado. Aquí, además de plantear al secretario Rubio programas (que podrían ser conjuntos entre ambos países) para capacitar y equipar a las fuerzas de seguridad y para establecer mecanismos robustos de intercambio de información y coordinación operativa, una agenda proactiva debería también incluir el compromiso de impulsar reformas (administrativas y legales) para fortalecer nuestras instituciones de seguridad y justicia, así como redirigir recursos presupuestarios al equipamiento estratégico de nuestras fuerzas de seguridad.

La segunda área de interés es la contención de la migración ilegal, donde conviene plantear al secretario Rubio el establecimiento de acuerdos que faciliten la repatriación ordenada y digna de migrantes y la implementación de programas de retorno y reintegración mediante oportunidades laborales y acceso a servicios básicos en sus comunidades de origen, así como redirigir recursos presupuestarios al desarrollo local en las comunidades con altos índices de migración.

Lo que algunos han visto como una amenaza puede convertirse en una gran oportunidad.

La tercera área de trabajo es la generación de empleo, donde debe plantearse una política de incentivos para la inversión privada, tanto mediante medidas administrativas como de reformas al marco regulatorio que faciliten la creación y el desarrollo de empresas y fomenten el emprendimiento local, además de redirigir el amplio —pero, hasta hoy, desordenado— presupuesto estatal a invertir en infraestructura básica y en capital humano para elevar la productividad sistémica del país.

Y la cuarta área de interés es el fortalecimiento institucional y la transparencia para mejorar la gobernabilidad y fortalecer la capacidad del Estado para combatir la corrupción, lo cual implica la modernización del sistema judicial y de control del gasto público mediante, por ejemplo, reformas a la forma en que se postulan y eligen los jueces y magistrados, y mediante un profundo fortalecimiento de la Contraloría de Cuentas conforme a los mejores estándares internacionales.

Si se logra acordar una agenda mínima sobre estas líneas con el secretario Rubio y se adquiere el compromiso de impulsarla, no solo se podrán generar dinámicas viables de cooperación con el complejo —y a veces díscolo— estilo de administración del presidente Trump, sino también proveer un norte a nuestra precaria agenda de políticas públicas, que hasta ahora luce carente de ambición y prioridades.

ESCRITO POR:
Mario García Lara
Economista especializado en Desarrollo Económico y en Moneda y Banca. Estudioso de la interacción entre la economía y la política. Analista, consultor, ensayista y conferencista. Director Ejecutivo de la Fundación 2020, socio director de Consultores para el Desarrollo (Copades) y director independiente en diversos consejos directivos.

 Prensa Libre | Guatemala

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