Ucrania ya ha disparado al menos tres veces misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS contra suelo ruso. El Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado este lunes dos bombardeos en los últimos tres días y ha advertido de que “está preparando medidas de respuesta”. Estos dos ataques se han producido después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtiera de que adoptaría represalias por el uso de armamento occidental contra su territorio. El primer mensaje, destinado a Ucrania y a sus aliados occidentales, fue el uso el 21 de noviembre, por primera vez en la historia, de un misil balístico diseñado para una guerra nuclear contra una planta militar en Dnipró.
Los cohetes de largo alcance ATACMS han golpeado un aeródromo y un sistema de defensa antiaéreo en la provincia de Kursk
Ucrania ya ha disparado al menos tres veces misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS contra suelo ruso. El Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado este lunes dos bombardeos en los últimos tres días y ha advertido de que “está preparando medidas de respuesta”. Estos dos ataques se han producido después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtiera de que adoptaría represalias por el uso de armamento occidental contra su territorio. El primer mensaje, destinado a Ucrania y a sus aliados occidentales, fue el uso el 21 de noviembre, por primera vez en la historia, de un misil balístico diseñado para una guerra nuclear contra una planta militar en Dnipró.
El último bombardeo ucranio con ATACMS en Rusia tuvo lugar la noche de este lunes con ocho misiles contra el aeródromo de Kursk-Vostochni, en las inmediaciones del asentamiento de Jalino. El Ministerio de Defensa ruso confirmó el uso de este armamento horas después de limitarse a informar de un bombardeo con “ocho misiles balísticos, seis bombas aéreas guiadas JDAM estadounidenses y 45 drones”. El anterior ataque se remonta al 23 de noviembre. “El enemigo lanzó cinco misiles ATACMS contra la posición de una división de sistemas antiaéreos en Lotarevka, en Kursk”. Moscú no había admitido hasta ahora este golpe, que destruyó una batería antiaérea S-400, el mejor sistema de defensa aérea con el que cuenta el ejército ruso.
Ucrania ha empleado al menos tres veces estos misiles balísticos contra objetivos militares en Rusia desde que el presidente estadounidense, Joe Biden, diera su autorización para ello el 17 de noviembre. El primer bombardeo con ATACMS confirmado fue el 19 de noviembre contra un depósito de armamento en la provincia de Briansk, también limítrofe con Ucrania. El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, confirmó el lunes que el Gobierno estadounidense ha dado luz verde al empleo de los ATACMS, pero reiteró que solo en la provincia de Kursk. Kirby añadió que Ucrania ya ha utilizado este armamento en esa zona rusa, sin precisar si se refería al bombardeo del aeródromo de ese mismo día. Sus palabras podrían indicar también que el ataque en Briansk fue sin el consentimiento de Washington.
Las Fuerzas Armadas Ucranias iniciaron el pasado agosto una invasión de parte del territorio ruso de Kursk. Desde entonces, según datos de mapas de grupos de estudio de la guerra, las tropas del Kremlin supuestamente han recuperado un 40% de esa zona ocupada por Ucrania.
Las Fuerzas Aéreas Ucranias también utilizaron por primera vez la semana pasada los misiles de largo alcance británicos Storm Shadow en Kursk. El Kremlin había advertido de que el uso de este armamento occidental contra su territorio acarrearía consecuencias graves, no solo para Ucrania, sino para sus aliados. Putin ordenó el 21 de noviembre, un día después del golpe con los Storm Shadow, el ataque contra una planta militar ucrania en Dnipró con un misil balístico estratégico de nuevo cuño, el Oréshnik. Era la primera vez en la historia que un país utilizaba un arma diseñada para una guerra global nuclear.
“Rusia se considera con derecho a utilizar sus armas contra las instalaciones militares de los países que permiten el uso de sus armas contra Rusia”,dijo Putin en un mensaje televisado a la nación tras disparar el Oréshnik. Los aliados de Ucrania no se han amilanado; las pruebas son el nuevo golpe con los ATACMS, también que el Reino Unido haya enviado un nuevo paquete de Storm Shadow y que el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, afirmara el 23 de noviembre en la BBC que París había dado su aprobación para que su armamento de largo alcance Scalp pudiera ser utilizado en Rusia.
La reacción de las autoridades rusas ante este nuevo ataque había sido nula inicialmente. Pero el departamento de Defensa dio finalmente el paso este martes: “El ministerio controla la situación y prepara medidas de represalia”.
Está por ver qué opciones tiene el Kremlin porque para el poder ruso supondría también una escalada militar más peligrosa. Para Putin sería un riesgo acostumbrar a su población al uso de armamento tan extraordinario y costoso como el Oréshnik. Pero también sería un riesgo que esto no disuada a Ucrania. En ese caso, el líder ruso estaría obligado a una demostración de fuerza aún mayor si la guerra no va bien o, por el contrario, demostraría que se está quedando sin cartas. Por si acaso, los colegios de al menos 16 regiones rusas han comenzado a enseñar a los niños cómo protegerse en caso de bombardeo.
Antes de esa advertencia del Ministerio de Defensa, el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, no había mencionado este bombardeo en su comentario diario con los medios del Kremlin y había desviado la atención con una especulación de la pasada semana, cuando The New York Times publicó quealgunos funcionarios estadounidenses (que el medio no nombró) habrían propuesto entregar armas nucleares a Ucrania.
“Es un razonamiento absolutamente irresponsable de personas que conciben mal la realidad”, ha afirmado Peskov antes de remarcar que Moscú “sigue observando con preocupación que el Gobierno saliente norteamericano prefiere continuar por el camino de la escalada”.
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