El mandatario electo de EE UU, Donald Trump, ha decidido crear un nuevo puesto de asistente del presidente y enviado especial para Ucrania y Rusia para tratar de alcanzar la paz entre ambos países. Ha nombrado para esa responsabilidad al general retirado Keith Kellogg, de 80 años, que en su anterior mandato fue asesor de seguridad nacional de su vicepresidente, Mike Pence. Kellogg, un teniente general retirado muy condecorado, se ha mostrado partidario de condicionar la ayuda militar a Ucrania a que el Gobierno de Kiev se siente a negociar la paz con el de Moscú.
El presidente electo elige enviado especial a un militar que se mostró partidario de forzar a Kiev a negociar con Moscú
El mandatario electo de EE UU, Donald Trump, ha decidido crear un nuevo puesto de asistente del presidente y enviado especial para Ucrania y Rusia para tratar de alcanzar la paz entre ambos países. Ha nombrado para esa responsabilidad al general retirado Keith Kellogg, de 80 años, que en su anterior mandato fue asesor de seguridad nacional de su vicepresidente, Mike Pence. Kellogg, un teniente general retirado muy condecorado, se ha mostrado partidario de condicionar la ayuda militar a Ucrania a que el Gobierno de Kiev se siente a negociar la paz con el de Moscú.
Trump prometió en campaña que acabaría con la guerra en el este de Europa en solo un día, o incluso antes de tomar posesión del cargo. Por ahora, las hostilidades entre ambos países se han acentuado. Muchos temen que la solución de Trump pase por obligar a Volodímir Zelenski a negociar y aceptar cesiones territoriales bajo la amenaza de retirar al país la ayuda militar.
“Me complace nombrar al general Keith Kellogg asistente del presidente y enviado especial para Ucrania y Rusia”, escribió Trump en su red social, Truth. “Keith ha desarrollado una distinguida carrera militar y empresarial, que incluye el desempeño de funciones muy delicadas de Seguridad Nacional en mi primera Administración. Estuvo conmigo desde el principio. Juntos, garantizaremos la PAZ A TRAVÉS DE LA FUERZA, y haremos que Estados Unidos y el mundo vuelvan a estar SEGUROS”, añadió, con ese énfasis tan suyo en las mayúsculas. Además de asesor de Mike Pence, Kellogg fue jefe de gabinete del Consejo de Seguridad Nacional y luego intervino como asesor de seguridad en funciones de Trump tras la dimisión de Michael Flynn.
Kellogg fue coautor de un artículo publicado en abril pasado por el America First Policy Institute en el que, bajo el título de Estados Unidos primero, Rusia y Ucrania,defendía la tesis de que la invasión de Moscú del país vecino fue una crisis evitable que, “debido a las políticas incompetentes de la Administración Biden y al rechazo del enfoque Estados Unidos Primero de la seguridad nacional, ha enredado a EE UU en una guerra interminable”.
Según el general retirado, “para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania se necesitará un liderazgo fuerte, que dé prioridad a Estados Unidos, para alcanzar un acuerdo de paz y poner fin de inmediato a las hostilidades entre las dos partes enfrentadas”.
El artículo era una enmienda a la totalidad de la política exterior de Joe Biden en lo relativo a Ucrania. Rechazaba que el actual presidente criticase “como prorruso, pro-Putin, antidemocrático y aislacionista” a cualquiera que se haya opuesto o incluso expresado escepticismo sobre la ayuda militar estadounidense a Kiev.
El Gobierno de Joe Biden ha facilitado más de 56.000 millones de dólares en ayuda de seguridad a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa de febrero de 2022 y espera enviar miles de millones más antes de que Biden deje el cargo el próximo 20 de enero. Estados Unidos ha incrementado recientemente los envíos de armas y ha condonado miles de millones en préstamos concedidos a Kiev.
“Aunque algunos críticos estadounidenses de la ayuda militar al Gobierno de Volodímir Zelenski puedan ser efectivamente aislacionistas, la gran mayoría son estadounidenses preocupados por si los intereses estratégicos vitales de Estados Unidos están en juego en la guerra de Ucrania, por la posible implicación de fuerzas militares estadounidenses y por si Estados Unidos está inmerso en una guerra por poderes con Rusia que podría derivar en un conflicto nuclear. También ven la necesidad de establecer un plan para poner fin a esta guerra y no simplemente proporcionar armas para un conflicto que parece haberse convertido en un punto muerto a largo plazo”, escribía junto a Fred Fleitz, vicepresidente del Center for American Security.
Buena parte del artículo estaba dirigido a criticar a Biden por no haber sido capaz de evitar la guerra ni que el conflicto se enquistase. Defendía la relación que en el primer mandato tuvieron Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin. “Biden sustituyó el enfoque de Trump por uno internacionalista liberal que promovía los valores occidentales, los derechos humanos y la democracia. Contrariamente a la postura Estados Unidos Primero de la Administración Trump en materia de seguridad nacional, el enfoque de Biden anteponía las agendas idealistas de la élite mundial a una relación de trabajo con Rusia. Biden no estaba interesado en trabajar con Putin. Quería sermonearle y aislarle”, sostenía.
“Conversaciones de paz”
Más importante que esos reproches, en el contexto de su actual nombramiento, son las recomendaciones que hacía acerca del camino a seguir: “Lo que no debemos seguir haciendo es enviar armas a un conflicto en punto muerto que Ucrania acabará teniendo dificultades para ganar. Esto debería comenzar con una política formal de Estados Unidos para llevar la guerra a su fin. En concreto, significaría una política formal de Estados Unidos para buscar un alto el fuego y una solución negociada del conflicto ucraniano. Estados Unidos seguiría armando a Ucrania y reforzando sus defensas para asegurarse de que Rusia no realiza más avances y no vuelve a atacar tras un alto el fuego o un acuerdo de paz. Sin embargo, la futura ayuda militar estadounidense requerirá que Ucrania participe en conversaciones de paz con Rusia. Para convencer a Putin de que se una a las conversaciones de paz, el presidente Biden y otros dirigentes de la OTAN deberían ofrecer a Ucrania aplazar su ingreso en la OTAN durante un largo periodo de tiempo a cambio de un acuerdo de paz global y verificable con garantías de seguridad”, sostenía.
En ese mismo texto, también afirmaba: “El presidente Donald Trump también tiene una estrategia para poner fin a la guerra que no ha revelado por completo. Tenemos la esperanza de que haya un nuevo presidente en enero de 2025 que ponga en práctica estas ideas de Estados Unidos Primero para poner fin a este devastador conflicto”.
Kellogg restó importancia a las declaraciones de febrero pasado en las que Trump decía que “animaría” a Rusia a “hacer lo que diablos le dé la gana” contra cualquier país de la OTAN que, en su opinión, no gaste lo suficiente en la defensa colectiva. “Sabemos lo que quiere decir cuando lo dice”, le justificó el general retirado.
Tras anunciarse la designación del general como enviado para Rusia y Ucrania, Michael Waltz, propuesto por Trump como consejero de seguridad nacional y también crítico con la ayuda a Ucrania, le felicitó a través de las redes sociales. “Keith ha dedicado su vida a defender nuestro gran país y está comprometido a llevar la guerra en Ucrania a una resolución pacífica”, tuiteó.
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