CULTURA
Oportunidades para la conservación de documentos en Guatemala
La restauración patrimonial en Guatemala busca formar guardianes de la memoria histórica en una era digital y desafiante.
El cuidado por los documentos impresos suscita un interés creciente en el país. (Fotos Prensa Libre: Shutterstock)
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La conservación y restauración de bienes muebles -u objetos que pueden movilizarse fácilmente de un lugar a otro-, así como de inmuebles -o edificios- patrimoniales, nos permiten conocer la historia de un lugar desde la experiencia más tangencial de las sociedades.
Históricamente, en Guatemala también se ha podido entender el pasado desde el análisis de estos bienes que abarcan desde iglesias o edificios antiguos, hasta documentos y fotografías que datan de varios siglos.
Ana Cecilia Flores, licenciada en arte con especialización en un técnico de bienes muebles comparte que la protección a los bienes patrimoniales empezó a trabajarse de forma rigurosa en el país luego del terremoto de 1976. Flores señala que antes de ese episodio, el cuidado al patrimonio era más artesanal y no se consideraba tanto la protección a los bienes muebles.
Flores cuenta que luego de la destrucción que dejó el terremoto, los arquitectos empezaron a ver la necesidad de proteger el patrimonio. Tan solo ocho años antes, la Unesco había emitido por primera el tratado con recomendaciones para la Conservación de los Bienes Culturales que la Ejecución de Obras Públicas o Privadas pueda poner en Peligro.
En Guatemala, durante la década de 1970 el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (IDAEH) impulsó un departamento de restauración, mientras que la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) promovió el Técnico en Restauración de Bienes Muebles.
“Después del 76, la mayoría de los bienes que la gente buscaba recuperar y tratar, eran más sobre imaginería religiosa. En ese momento, era el mayor interés e incluso a la fecha se mantiene como un culmen, la mayoría quiere trabajar eso”, comparte Flores.
Además de la preservación de la imaginería, las pinturas, obras de cerámica y textiles gozan de popularidad en su cuidado. Junto a ellas, los documentos impresos también suscitan un interés creciente.
Documentos en resistencia
El cuidado por los archivos impresos antiguos crece también junto a los preparativos de una nueva especialidad enfocada en esta área dentro del Técnico de Restauración de Bienes Muebles de la Usac. En 54 años de existencia de la carrera, varias autoridades trabajan por integrar nuevos cursos que generen capacidades técnicas, prácticas y teóricas sobre el valor de los archivos documentales.
Marco Tulio Rodas Pérez, director de Departamento de arte de la Usac, señala durante los últimos años el departamento ha notado el interés que tienen varias instituciones que trabajan con documentos en cuanto a la mejora de capacidades de los egresados del técnico. Según anota Rodas, se espera que no pase más de un año antes de la actualización del pénsum de la carrera con este nuevo enfoque.
“Ahora todo se está digitalizando y las instituciones necesitan conservar ese material, ante la urgencia de hechos como el clima que afecta a los documentos”, señala Rodas. De acuerdo con el funcionario, esto podría generar más atracción a la carrera, que en los últimos 12 años ha logrado graduar a 157 personas.
Blanca Triquez es una de las restauradoras que han mostrado interés por el cuidado de archivos impresos. También graduada como técnica de la Usac, comparte que su acercamiento con la preservación patrimonial de los documentos ocurrió de forma autogestionada formándose en otros espacios, más allá de los que la universidad ofrecía.
“En la única carrera de la San Carlos no hay un módulo de esta área. Mientras estudiaba, posicionamos un curso libre sobre preservación de archivos de papel y logramos recibir dos módulos en una suerte de interciclo. Hay una gran necesidad en aprender sobre los procesos de manejo y conservación en los documentos”, comparte la entrevistada.
Para Triquez los retos de formación para toda persona que se dedique a la conservación yacen en estar constantemente en una serie de actualizaciones. “Siempre hay nuevas tecnologías y esto es un reto en el país”, agrega. Por otro lado, señala que también es pertinente desarrollar criterios de trabajo propios que puedan llevarle a pensar un trabajo de forma independiente, pero que también sea compatible con las necesidades de varias instituciones.
Conservadores de papel
En Guatemala la preservación de documentos antiguos puede trabajarse en entidades como la Biblioteca y Hemeroteca Nacional; el Archivo General de Centroamérica, la Iglesia Católica, el Archivo Histórico de la Policía Nacional, el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala; o universidades como la San Carlos y Francisco Marroquín.
“Necesitamos más a los conservadores de archivos”, comparte Guisela Asensio, directora institucional de CIRMA, entidad privada que mantiene bajo su resguardo patrimonio documental y visual de la región de hace varios siglos. De acuerdo con la directora, instituciones como la que representa necesitan de personas más especializadas para así darle un mejor tratamiento a la memoria escrita del territorio.
Thelma Porres, directora del Archivo Histórico de CIRMA, señala que los documentos deben pasar por controles de temperatura, humedad, así como de luz y calidad de aire, para que logren sobrevivir. No obstante, recuerda que más allá de iniciativas privadas, en varis instituciones se trata de condicionantes que no siempre suelen atenderse por falta de recursos.
En ese sentido, las entrevistadas cuentan que desde CIRMA se ha logrado apoyar a otras colecciones de impresos, orientando hacia posibles soluciones desde los contextos específicos que tienen. De igual manera, han compartido espacios de formación con estudiantes de carreras como bibliotecología, archivística o conservación de bienes muebles.
Porres señala que es importante pensar en que nuevas generaciones puedan formarse como protectores del patrimonio documental, sobre todo en una era digital. “Es importante la conservación y cuidado de los documentos antes de procesos como el escaneo. Esto para que preserven todas las propiedades e información originales. Es de gran ayuda porque hace más accesible la información de un documento que ya no se toca, luego de ser digitalizado. El valor que del original es único”, comparte la encargada del Archivo Histórico de CIRMA.
Para Guisela Asensio, es urgente que las personas interesadas por la preservación de documentos se vean cruciales en épocas de tecnología. “Es responsabilidad nuestra y la de los chicos que se formarán en estas carreras. Vale la pena restaurar todo lo que ha pasado en 100 o 500 años. Esos chicos deben estar convencidos de que se están formando como guardianes para ser guardines de nuestra memoria”, concluye.
La restauración patrimonial en Guatemala busca formar guardianes de la memoria histórica en una era digital y desafiante.
CULTURA
Oportunidades para la conservación de documentos en Guatemala
La restauración patrimonial en Guatemala busca formar guardianes de la memoria histórica en una era digital y desafiante.
El cuidado por los documentos impresos suscita un interés creciente en el país. (Fotos Prensa Libre: Shutterstock)
La conservación y restauración de bienes muebles -u objetos que pueden movilizarse fácilmente de un lugar a otro-, así como de inmuebles -o edificios- patrimoniales, nos permiten conocer la historia de un lugar desde la experiencia más tangencial de las sociedades.
Históricamente, en Guatemala también se ha podido entender el pasado desde el análisis de estos bienes que abarcan desde iglesias o edificios antiguos, hasta documentos y fotografías que datan de varios siglos.
Ana Cecilia Flores, licenciada en arte con especialización en un técnico de bienes muebles comparte que la protección a los bienes patrimoniales empezó a trabajarse de forma rigurosa en el país luego del terremoto de 1976. Flores señala que antes de ese episodio, el cuidado al patrimonio era más artesanal y no se consideraba tanto la protección a los bienes muebles.
Flores cuenta que luego de la destrucción que dejó el terremoto, los arquitectos empezaron a ver la necesidad de proteger el patrimonio. Tan solo ocho años antes, la Unesco había emitido por primera el tratado con recomendaciones para la Conservación de los Bienes Culturales que la Ejecución de Obras Públicas o Privadas pueda poner en Peligro.
En Guatemala, durante la década de 1970 el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (IDAEH) impulsó un departamento de restauración, mientras que la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) promovió el Técnico en Restauración de Bienes Muebles.
“Después del 76, la mayoría de los bienes que la gente buscaba recuperar y tratar, eran más sobre imaginería religiosa. En ese momento, era el mayor interés e incluso a la fecha se mantiene como un culmen, la mayoría quiere trabajar eso”, comparte Flores.
Además de la preservación de la imaginería, las pinturas, obras de cerámica y textiles gozan de popularidad en su cuidado. Junto a ellas, los documentos impresos también suscitan un interés creciente.
Documentos en resistencia
El cuidado por los archivos impresos antiguos crece también junto a los preparativos de una nueva especialidad enfocada en esta área dentro del Técnico de Restauración de Bienes Muebles de la Usac. En 54 años de existencia de la carrera, varias autoridades trabajan por integrar nuevos cursos que generen capacidades técnicas, prácticas y teóricas sobre el valor de los archivos documentales.
Marco Tulio Rodas Pérez, director de Departamento de arte de la Usac, señala durante los últimos años el departamento ha notado el interés que tienen varias instituciones que trabajan con documentos en cuanto a la mejora de capacidades de los egresados del técnico. Según anota Rodas, se espera que no pase más de un año antes de la actualización del pénsum de la carrera con este nuevo enfoque.
“Ahora todo se está digitalizando y las instituciones necesitan conservar ese material, ante la urgencia de hechos como el clima que afecta a los documentos”, señala Rodas. De acuerdo con el funcionario, esto podría generar más atracción a la carrera, que en los últimos 12 años ha logrado graduar a 157 personas.
Blanca Triquez es una de las restauradoras que han mostrado interés por el cuidado de archivos impresos. También graduada como técnica de la Usac, comparte que su acercamiento con la preservación patrimonial de los documentos ocurrió de forma autogestionada formándose en otros espacios, más allá de los que la universidad ofrecía.
“En la única carrera de la San Carlos no hay un módulo de esta área. Mientras estudiaba, posicionamos un curso libre sobre preservación de archivos de papel y logramos recibir dos módulos en una suerte de interciclo. Hay una gran necesidad en aprender sobre los procesos de manejo y conservación en los documentos”, comparte la entrevistada.
Para Triquez los retos de formación para toda persona que se dedique a la conservación yacen en estar constantemente en una serie de actualizaciones. “Siempre hay nuevas tecnologías y esto es un reto en el país”, agrega. Por otro lado, señala que también es pertinente desarrollar criterios de trabajo propios que puedan llevarle a pensar un trabajo de forma independiente, pero que también sea compatible con las necesidades de varias instituciones.
Conservadores de papel
En Guatemala la preservación de documentos antiguos puede trabajarse en entidades como la Biblioteca y Hemeroteca Nacional; el Archivo General de Centroamérica, la Iglesia Católica, el Archivo Histórico de la Policía Nacional, el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala; o universidades como la San Carlos y Francisco Marroquín.
“Necesitamos más a los conservadores de archivos”, comparte Guisela Asensio, directora institucional de CIRMA, entidad privada que mantiene bajo su resguardo patrimonio documental y visual de la región de hace varios siglos. De acuerdo con la directora, instituciones como la que representa necesitan de personas más especializadas para así darle un mejor tratamiento a la memoria escrita del territorio.
Thelma Porres, directora del Archivo Histórico de CIRMA, señala que los documentos deben pasar por controles de temperatura, humedad, así como de luz y calidad de aire, para que logren sobrevivir. No obstante, recuerda que más allá de iniciativas privadas, en varis instituciones se trata de condicionantes que no siempre suelen atenderse por falta de recursos.
En ese sentido, las entrevistadas cuentan que desde CIRMA se ha logrado apoyar a otras colecciones de impresos, orientando hacia posibles soluciones desde los contextos específicos que tienen. De igual manera, han compartido espacios de formación con estudiantes de carreras como bibliotecología, archivística o conservación de bienes muebles.
Porres señala que es importante pensar en que nuevas generaciones puedan formarse como protectores del patrimonio documental, sobre todo en una era digital. “Es importante la conservación y cuidado de los documentos antes de procesos como el escaneo. Esto para que preserven todas las propiedades e información originales. Es de gran ayuda porque hace más accesible la información de un documento que ya no se toca, luego de ser digitalizado. El valor que del original es único”, comparte la encargada del Archivo Histórico de CIRMA.
Para Guisela Asensio, es urgente que las personas interesadas por la preservación de documentos se vean cruciales en épocas de tecnología. “Es responsabilidad nuestra y la de los chicos que se formarán en estas carreras. Vale la pena restaurar todo lo que ha pasado en 100 o 500 años. Esos chicos deben estar convencidos de que se están formando como guardianes para ser guardines de nuestra memoria”, concluye.
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