Tras la zanahoria, es importante recordar que también se esconde un palo. La Unión Europea ha saludado la tregua parcial arancelaria de 90 días como una “ventana de oportunidad” para buscar soluciones “constructivas y mutuamente aceptables”. Primero fue Estados Unidos el que congeló las medidas durante tres meses, movimiento que Bruselas ha replicado congelando sus primeras contramedidas, también durante 90 días. El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, viajará de nuevo el lunes a Washington para reanudar las negociaciones. Al mismo tiempo, sin embargo, los ministros de Economía y Finanzas reunidos este viernes en Varsovia han querido dejarle claro a EE UU que la UE mantiene “todas las opciones sobre la mesa” para responder si estas conversaciones no llegan a buen puerto.
Eurodiputados piden que “no se perjudique a pacientes” con aranceles a medicamentos
Si las cosas no van bien y Trump reanuda los aranceles, uno de los próximos sectores a sancionar podría ser el farmacéutico. Preocupados por el impacto no solo económico, sino también por su potencial peligro en la salud de los pacientes a uno y otro lado del Atlántico, una quincena de eurodiputados ha pedido a la Comisión Europea que, en el peor de los casos, Bruselas actúe con cuidado y que evite, en lo posible, replicar con aranceles a medicamentos. “Como principio general, la UE no debería imponer aranceles a medicamentos”, sostiene el eurodiputado socialista español Nicolás González Casares en la misiva, enviada a los comisarios Sefcovic y al de Salud, Olivier Varhelyi. Pero si tuviera que hacerlo, agrega, los aranceles deberían “limitarse únicamente a los medicamentos estadounidenses para los que exista un equivalente europeo, garantizando así que no haya repercusiones negativas en el acceso de los pacientes de a tratamientos esenciales”. En cualquier caso, subraya, medicamentos clave como los oncológicos, los de enfermedades raras y “todas” las vacunas deberían quedar “totalmente exentos” de cualquier represalia.
El comisario europeo de Comercio viajará a Washington el domingo para aprovechar la “ventana de oportunidad” a una salida negociada que ofrece la tregua parcial entre Washington y la UE
Tras la zanahoria, es importante recordar que también se esconde un palo. La Unión Europea ha saludado la tregua parcial arancelaria de 90 días como una “ventana de oportunidad” para buscar soluciones “constructivas y mutuamente aceptables”. Primero fue Estados Unidos el que congeló las medidas durante tres meses, movimiento que Bruselas ha replicado congelando sus primeras contramedidas, también durante 90 días. El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, viajará de nuevo el lunes a Washington para reanudar las negociaciones. Al mismo tiempo, sin embargo, los ministros de Economía y Finanzas reunidos este viernes en Varsovia han querido dejarle claro a EE UU que la UE mantiene “todas las opciones sobre la mesa” para responder si estas conversaciones no llegan a buen puerto.
“Hemos dejado en suspenso nuestro primer conjunto de contramedidas para dar a las negociaciones una oportunidad de éxito. Pero mantenemos todas las opciones sobre la mesa, en caso de que fracasen las negociaciones”, ha afirmado el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, al término del encuentro informal del Eurogrupo en la capital polaca, al que sigue una reunión de Ecofin, que se prolongará hasta el sábado. Estas opciones podrían incluir también un gravamen a servicios como los digitales, terreno en el que hay un “déficit sustancial” en la balanza comercial, ha recordado.
Nadie quiere por ahora, sin embargo, ponerse en el peor de los escenarios. “La pausa da una ventana de oportunidad. Lo que haremos ahora es usar estos 90 días para trabajar de manera constructiva con EE UU para ver si podemos identificar una alternativa negociada a un camino que nos llevará a todos a un mundo de menos crecimiento, de inflación más alta y de muchos riesgos a todos los avances logrados en los últimos años”, había declarado a su llegada a la cita el presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe. Este panorama sombrío es algo que “en Europa no queremos ver”, aseveró.
Es en este marco en el que Sefcovic vuelve a hacer las maletas este fin de semana, rumbo a Washington. “El comisario va a Washington a intentar firmar acuerdos. En eso estamos concentrados”, ha anunciado en Bruselas el portavoz para Comercio de la Comisión, Olof Gill. Pero también desde ahí se ha dejado claro que la ventana de oportunidad no es infinita: “Todas las opciones están para el caso de que [las negociaciones] no conduzcan a un buen resultado”, ha coincidido el portavoz comunitario.
La realidad casi distópica en que ha puesto al mundo la guerra arancelaria abierta por el estadounidense Donald Trump hace que nadie se atreva a hacer predicciones ni a largo ni a corto plazo. Sobre todo, porque hay aranceles aún en vigor, el generalizado a todos los países del 10%, así como los gravámenes del 25% al acero y al aluminio, y a los automóviles.
El presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe, se manifestó “confiado” en que los pilares económicos de la Eurozona son “fuertes y resilientes”. En el caso español, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha agregado que el país afronta la volátil situación con un “punto de garantía” que supone un modelo de crecimiento “que se está mostrando robusto” —ha citado las previsiones del FMI, que ha elevado sus perspectivas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) español hasta el 2,5%—y con la puesta en marcha de una “red de seguridad y protección para los ciudadanos”.
Golpe a la economía global
Con todo, una guerra arancelaria tendría un profundo impacto en una economía mundial que lleva años mostrando signos de fatiga. Dombrovskis ha recordado en este sentido que el 10% de aranceles que Washington mantiene a nivel general pese a la tregua arancelaria supone un “golpe a la economía global”.
Según las simulaciones que ha hecho su equipo, basadas en unos aranceles de 20% sobre el impacto arancelario norteamericano, el PIB estadounidense se reduciría entre un 0,8% y un 1,4% hasta 2027, ha indicado. El impacto negativo en la UE sería menor que en EE UU, en torno al 0,2% del PIB. Y si los aranceles se perciben como permanentes o si hay más contramedidas, las consecuencias económicas serían más negativas aún, ha advertido: hasta un 3,1%-3,3% para EE UU, y un 0,5%-0,6% para la UE y un 1,2% para el PIB mundial, mientras que el comercio mundial disminuiría un 7,7% dentro de tres años, ha revelado.
“Los aranceles van en contra de la lógica política y económica de una asociación comercial transatlántica profunda y duradera, valorada en 1,6 billones de euros en 2023”, ha insistido Dombrovskis, quien en vísperas del nuevo intento negociador, ha vuelto a recordar que “Europa no quiere esta confrontación”.
Según Donohoe, los ministros europeos de Economía han resaltado la “unidad” de los Veintisiete ante este desafío común. Después de comprobar los intentos de Trump de negociar de manera individual con algunos países, Donohoe se ha manifestado “absolutamente seguro” de que los Estados miembros seguirán “trabajando juntos para mantener un apoyo total” a la Comisión que, como ha recordado esta reiteradamente los pasados días, es la que tiene la competencia exclusiva para negociar en materia de comercio.
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