Israel aísla la ciudad de Rafah y la incluye en la zona de Gaza bajo control militar

Rafah, la ciudad del sur de Gaza que poblaban más de 200.000 personas antes de la invasión israelí en octubre de 2023 y donde apenas quedan ahora unos centenares, está desde este sábado completamente rodeada por tropas israelíes y aislada del resto de la Franja palestina. Lo ha anunciado el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, al señalar que la incorpora a su denominada “zona de seguridad”. Es decir, la parte de la minúscula Gaza que Israel mantiene bajo control militar, en la que efectúa demoliciones masivas y a la que no permite acercarse ni regresar a los residentes que forzó a escapar. La maniobra deja fuera del alcance de la población un quinto del territorio: los 75 kilómetros cuadrados más meridionales de los 365 que tiene Gaza. El ministro israelí aseguró además que sus soldados expandirán “pronto” y “con fuerza” sus actividades a “otros lugares en la mayor parte” de la Franja.

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 La ofensiva deja un 20% más del enclave fuera del alcance de la población palestina. Casi dos tercios de la Franja están ya en el área “de seguridad” israelí o bajo orden de desalojo obligatorio  

Rafah, la ciudad del sur de Gaza que poblaban más de 200.000 personas antes de la invasión israelí en octubre de 2023 y donde apenas quedan ahora unos centenares, está desde este sábado completamente rodeada por tropas israelíes y aislada del resto de la Franja palestina. Lo ha anunciado el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, al anunciar que la incorpora a su denominada “zona de seguridad”. Es decir, la parte de la minúscula Gaza que Israel mantiene bajo control militar, en la que efectúa demoliciones masivas y a la que no permite acercarse ni regresar a los residentes que forzó a escapar. La maniobra deja fuera del alcance de la población un quinto del territorio: los 75 kilómetros cuadrados más meridionales de los 365 que tiene Gaza. El ministro israelí anunció además que sus soldados expandirán “pronto” y “con fuerza” sus actividades a “otros lugares en la mayor parte” de la Franja.

Israel nunca había incorporado a la zona de seguridad una ciudad tan grande como Rafah. De hecho, venía evitando hacerlo con algunas localidades. Ahora, las autoridades militares se plantean incluso echar abajo todos sus edificios, según desveló esta semana el diario Haaretz. Lo hagan o no, quienes allí vivían ya nunca podrán volver. Decenas de miles de personas han huido del lugar desde el 18 de marzo, cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rompió el acuerdo de alto el fuego con Hamás que llevaba dos meses vigente para no tener que cumplir su siguiente fase: el fin de la guerra.

Militares israelíes completan el corredor Morag.

El aislamiento de Rafah deja en manos israelíes desde la frontera con Egipto hasta las afueras de Jan Yunis, la otra gran ciudad del sur. Gaza quedará así aún más empequeñecida y aislada de la frontera con Egipto, la única que Gaza no tiene con Israel. Ya antes de la guerra era uno de los territorios más densamente poblados del mundo, dado que acoge en su mayoría a refugiados de la Nakba (desastre, en árabe): la huida o expulsión de sus hogares de la mayoría de palestinos que vivían en el actual Israel entre 1947 y 1949, ante el avance de las milicias sionistas y, luego, del ejército del recién creado Estado.

“Este es el último momento para derrocar a Hamás, liberar a todos los rehenes y poner fin a la guerra. La actividad de las Fuerzas de Defensa de Israel pronto se expandirán con fuerza a otros lugares en la mayor parte de Gaza”, ha amenazado Katz a sus más de dos millones de habitantes.

Israel mantiene el discurso sobre la entrega de los rehenes como llave del fin de la guerra, pero tras romper el alto el fuego que lo hubiera permitido viene poniendo más énfasis en exhortar a la población a derrocar el Gobierno de Hamás (el mes pasado, cientos de palestinos gritaron consignas contra el grupo islamista en marchas, en una inusual reprobación pública) y el exilio de sus líderes. Israel quiere mantener tropas en parte de Gaza, reservarse el derecho de bombardear en el resto si lo considera necesario y poner en marcha la “limpieza” de su población que esbozó el presidente de EE UU, Donald Trump, junto a Netanyahu, en la Casa Blanca. Katz ha reiterado la idea en su comunicado, con el eufemismo de la voluntariedad y obviando si podrían regresar: “Los interesados ​​también podrán trasladarse voluntariamente a diversos países del mundo, de acuerdo con la visión del presidente de Estados Unidos, que estamos trabajando para implementar”.

Desplazados palestino huyen del este al oeste de Gaza capital, tras las órdenes de desalojo israelíes, este viernes.

Más del 60% de la Franja está ya bien bajo control pleno israelí (los contornos, con una anchura que va de casi un kilómetro al kilómetro y medio) o ha recibido órdenes de evacuación obligatoria desde el 18 de marzo, según datos de Naciones Unidas. Los bombardeos israelíes han acabado desde entonces con 1.563 vidas (en su mayoría, de menores y mujeres), según el balance difundido este sábado por las autoridades sanitarias de Gaza.

Hamás ha insistido este sábado en retomar la lógica del anterior alto el fuego, que defiende en las negociaciones que tienen lugar ahora mismo en El Cairo, uno de los tres mediadores, junto con EE UU y Qatar. “La ecuación es clara: la liberación de los cautivos [rehenes] a cambio del cese de la guerra. El mundo la acepta, pero Netanyahu la rechaza. Cada día de retraso significa más muertes de civiles indefensos entre nuestro pueblo y un destino incierto” para los al menos 24 rehenes vivos de los 59 aún en Gaza. La milicia islamista ha reivindicado asimismo el lanzamiento este sábado de tres cohetes contra suelo israelí. Fueron interceptados por los sistemas de defensa, no hubo víctimas y ni siquiera activaron las alarmas en las localidades, solo en zonas agrícolas casi despobladas, según el ejército.

Poco después del lanzamiento, el ejército israelí ha ordenado a la población el desalojo inmediato de una amplia zona de Jan Yunis, la segunda ciudad del sur, desconectada ahora de Rafah a través de un nuevo corredor castrense, Morag. Recibe el nombre del asentamiento judío que se alzaba allí hasta que Israel lo desmanteló en 2005, cuando retiró unilateralmente a sus tropas y colonos. El ejército ordena a sus habitantes dirigirse a Al Mawasi, la menguante y sobrepoblada zona de tiendas de campaña que califica de humanitaria y que ha bombardeado en varias ocasiones, incluido en las últimas semanas.

El ministro israelí de Defensa ha adelantado además que está ampliando el corredor militar Netzarim (que corta Gaza en dos y que abandonó con el alto el fuego y ha vuelto ocupar ahora) y que ordenará a la población nuevas evacuaciones forzosas de los lugares donde se dispone a operar.

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