Los rumanos han apagado las cadenas de televisión generalistas y se han volcado en las redes sociales. Este fenómeno ha sido uno de los motores de la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado domingo del candidato ultranacionalista y prorruso Calin Georgescu, cuya campaña se desarrolló fundamentalmente en TikTok, donde cuenta con 360.000 seguidores. Desde la caída del comunismo hace casi 35 años, los canales dedicados 24 horas a noticias y debates inanes han proliferado hasta sumar al menos seis en la actualidaden un país de 19 millones de habitantes, el sexto más grande de la Unión Europea.
El Consejo Nacional de Audiovisual pide a la Comisión Europea que abra una investigación sobre TikTok por “sospecha de manipulación de la opinión pública”
Los rumanos han apagado las cadenas de televisión generalistas y se han volcado en las redes sociales. Este fenómeno ha sido uno de los motores de la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado domingo del candidato ultranacionalista y prorruso Calin Georgescu, cuya campaña se desarrolló fundamentalmente en TikTok, donde cuenta con 360.000 seguidores. Desde la caída del comunismo hace casi 35 años, los canales dedicados 24 horas a noticias y debates inanes han proliferado hasta sumar al menos seis en la actualidaden un país de 19 millones de habitantes, el sexto más grande de la Unión Europea.
Inundados de noticias mayoritariamente negativas, los ciudadanos ya viraron hacia otras plataformas de información hace diez años, cuando cientos de miles de personas se volcaron en publicar en Facebook para movilizar a los electores a favor del presidente saliente, el liberal Klaus Iohannis, quien supuestamente iba a abanderar la lucha contra la corrupción. Sin embargo, los vaivenes de Iohannis, actual jefe de Estado y cuya popularidad se derrumbó hace tres años cuando aceptó un Gobierno en coalición con los socialdemócratas, han decepcionado a una gran parte de la sociedad, cansada de promesas incumplidas y de ver cómo el aumento de la inflación ha provocado una fuerte escalada de los precios de los alimentos y de la energía. Además de dificultar el acceso a la vivienda y aumentar la pobreza ―uno de cada cinco rumanos está en riesgo de exclusión―.
El pasado domingo, la atención de los rumanos se desplazó de nuevo a las redes, concretamente a TikTok, plataforma china que apenas tiene filtros sobre los vídeos que se cuelgan y que ha aupado al aspirante Georgescu, que se presenta como un antisistema. El exmandatario Traian Basescu (2004-2014) considera que, de ganar la segunda vuelta el 8 de diciembre, este sería un “presidente aupado por robots, mediante mensajes fabricados por la inteligencia artificial”. “Es inadmisible que Rumania pueda elegir a un presidente sin verlo ni conocerlo”, ha asegurado.
En este clima de inquietud, el Consejo Nacional del Audiovisual pidió el martes a la Comisión Europea que abra una investigación sobre TikTok por “sospecha de manipulación de la opinión pública mediante el uso inadecuado de la plataforma y falta de transparencia en la gestión de contenidos políticos”, anunció Valentin Jucan, vicepresidente del organismo que defiende a los ciudadanos de las infracciones que cometan los medios de comunicación. Pretende que se aclare la transparencia de los algoritmos y se evalúen los riesgos democráticos vinculados a su actividad en Rumania, así como imponer sanciones por incumplimientos legales.
“Muchos materiales compartidos en TikTok no estaban marcados como relacionados con las elecciones, lo que exponía a los usuarios a contenido, cuyo propósito u origen no estaba claro”, señala Sorin Ionita, director del think tank Expert Forum. El experto en noticias falsas y propaganda rusa expresa, en cambio, su asombro por el incremento significativo de intención de voto de un 2% al 22% en dos meses. “Sin duda, se debe a la coordinación de cuentas que promueven activamente contenidos electorales, sin marcas apropiadas, y a la amplificación artificial de mensajes a través de algoritmos, utilizando hashtags específicos, como #echilibrușiverticalitate (equilibrio y verticalidad), que han atraído millones de visitas”, apuntala Ionita. Curiosamente, Bruselas eligió a Bucarest como sede del nuevo Centro Europeo de Ciberseguridad, el organismo que debe combatir contra cualquier amenaza cibernética del exterior.
Gracias a una campaña dirigida especialmente a los más jóvenes en este medio social, el candidato prorruso, sin apoyo de ningún partido, ganó la primera vuelta con el 22,9% de votos, en medio de la estupefacción de analistas y medios, y también de los servicios de inteligencia, por no haber detectado ese movimiento.
“No creo que sea un candidato prorruso, pero creo que es un hombre espiritualmente evolucionado. Las guerras terminan diplomáticamente, no con el suministro de armas y la incitación al odio hacia otros pueblos. La paz en el mundo solo se logra por la vía diplomática”, considera Victoria Manolescu, residente de Mioveni, una de las ciudades con mayor renta de Rumania, gracias a la fábrica de la marca automovilística Dacia, que emplea a más de 10.000 personas. “Veo su interior y entiendo de qué habla, no con estrategias políticas, sino con el alma. Intentamos transformar cualquier nimiedad en algo grande, que tenga tirón, pero instigar al odio, al miedo o a la maldad nunca ha traído nada bueno”, agrega esta dueña de un comercio de joyas, de 50 años, que sostiene que Georgescu ha sabido atraer a ciudadanos enfadados con las actuales políticas de los gobernantes a través de TikTok, donde ella también lo descubrió.
Otros colectivos también lo ven así. “¿Para qué necesitamos una guerra en la frontera? Con Putin de aliado, significaría que no entraríamos en conflicto con ellos y estaríamos a salvo”, asegura Marius, un empleado de una importante institución estatal que prefiere mantener el anonimato para evitar cualquier tipo de represalias en su trabajo antes de revelar que lo sigue por la red social. Otra de sus quejas, infundada, radica en el bulo de que los refugiados ucranios reciben más ayuda económica para sus hijos que las familias rumanas, que son las que pagan los impuestos, asegura.
Los jóvenes, que mayoritariamente han sido captados por la red social TikTok, expresan sin pudor su apoyo. “Quiero que caigan los partidos que están ahora mismo en el poder, los socialdemócratas y los liberales, porque no han hecho nada en este tiempo de democracia”, confiesa María, estudiante de ingeniería electrónica en la emblemática plaza de la Universidad de Bucarest que simboliza la caída del régimen comunista. A su lado, Rodica adelanta que lo va a votar porque Rumania necesita un líder fuerte en Bruselas que luche por sus intereses. “Queremos a alguien que sea escuchado en la Unión Europea y vuelva con beneficios que todos palpemos”, recalca esta estudiante de matemáticas confiada en su victoria. Ambas reconocen que se quedaron fascinadas. “Dice lo que queremos oír realmente”, asevera María.
Georgescu reúne esas características. Quiere renacionalizar el país para recuperar la soberanía, como el primer ministro Viktor Orbán en Hungría. Pero, antes, deberá ganar a la candidata de centroderecha, Elena Lasconi, quien tampoco entraba en las quinielas para alcanzar la segunda ronda. En estos momentos, las esperanzas proeuropeas solo pasan por ella.
Para el psicólogo Radu Leca, el perfil de los votantes de Georgescu contiene cinco botones mágicos que el candidato independiente por la presidencia presionó con maestría: “Las nociones de independencia, soberanía, de coraje y espíritu aventurero, la aceptación del deseo de cambio total y el carácter profundamente religioso”. Y añade: “Estas personas están, por un lado, profundamente alejadas de todo lo que significa la Unión Europea y, por otro, deseosas de no participar en la guerra en Ucrania”. “Y Georgescu es, actualmente, el único político que no quiere que Rumania apoye más al país vecino”, con el que comparte 650 kilómetros de frontera terrestre, apostilla.
Otro de los interrogantes ha sido el enorme fracaso de las empresas demoscópicas, que apenas le daban opciones en los comicios. “Se lanzó a un grupo de la población antisistema que suele esconderse como indecisa en los sondeos”, explica Daniel David, psicólogo y rector de la Universidad Babeș-Bolyai de Cluj-Napoca, autor del libro Psicología del pueblo rumano.
Feed MRSS-S Noticias