Francia investiga los ataques a una decena de cárceles en plena ofensiva del Gobierno contra el narco

Durante tres noches consecutivas, una decena de cárceles francesas ha sido objeto de ataques desde el exterior aparentemente coordinados, con quema de coches y hasta tiros. En algunos casos, en los vehículos calcinados había unas siglas a modo de firma: DDPF (defensa de los derechos de los prisioneros franceses). Se trata de un modus operandi no visto antes que ha hecho que la Fiscalía Antiterrorista abra una investigación, en medio del debate sobre la masificación en las cárceles —en Francia hay unas 62.000 plazas penitenciarias pero más de 81.000 reclusos— y en plena lucha contra las bandas de narcotraficantes que golpean sobre todo el sur del país, con Marsella como epicentro.

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 Los episodios violentos, que se producen por primera vez de manera coordinada y a escala nacional, se producen en medio del debate sobre la masificación en las prisiones  

Durante tres noches consecutivas, una decena de cárceles francesas ha sido objeto de ataques desde el exterior aparentemente coordinados, con quema de coches y hasta tiros. En algunos casos, en los vehículos calcinados había unas siglas a modo de firma: DDPF (defensa de los derechos de los prisioneros franceses). Se trata de un modus operandi no visto antes que ha hecho que la Fiscalía Antiterrorista abra una investigación, en medio del debate sobre la masificación en las cárceles —en Francia hay unas 62.000 plazas penitenciarias pero más de 81.000 reclusos— y en plena lucha contra las bandas de narcotraficantes que golpean sobre todo el sur del país, con Marsella como epicentro.

Aunque los agentes de prisiones a menudo son objeto de amenazas y ataques, es la primera vez que estos se producen de manera coordinada y en varios centros penitenciarios, la mayoría situados al sur del país. El rosario de episodios violentos empezó el pasado domingo, cuando se quemaron varios coches en la Escuela Nacional de la Administración Penitenciaria de la ciudad de Agen. El lunes, los asaltos se extendieron a otras zonas del país, con una decena de cárceles como blanco. En Francia hay, en total, cerca de 180 centros penitenciarios de diverso tipo.

En la prisión de Toulon, en el sur, varios hombres abrieron fuego en la entrada con un Kaláshnikov, arma utilizada por las bandas de narcotraficantes. Los captaron las cámaras de seguridad. En la madrugada de este miércoles han vuelto a arder varios vehículos en el centro penitenciario de Tarascon, en la Provenza. Fue en un parking aislado, reservado al personal, con rejas y con código de seguridad para entrar.

La Fiscalía Antiterrorista investiga estas agresiones y no descarta ninguna pista. Todo apunta a las bandas organizadas, sobre todo por el uso del Kaláshnikov en uno de los asaltos, pero tampoco se descarta que sean grupos de ultraizquierda, atendiendo a la citada inscripción que se ha encontrado en algunos de los coches calcinados, DDPF (defensa de los derechos de los prisioneros franceses), que no se había visto antes.

Una torre de vigilancia en la prisión de Tarascon, cerca de Aviñón (Francia), este miércoles.

El narcotráfico es una lacra que lleva años extendiéndose por el sur de Francia, con su origen en Marsella, en los llamados barrios del norte, donde las dos principales bandas de narcos se disputan el territorio. Solo en los dos últimos años han fallecido 73 personas en ajustes de cuentas o víctimas de balas perdidas.

El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, que visitó el martes la cárcel de Toulon, cuya entrada fue atacada con disparos, vinculó lo sucedido estos días a estas bandas organizadas. “La República se enfrenta al narcotráfico y va a tomar medidas que van a molestar profundamente a las redes criminales”, advirtió. “Sin duda hay gente que está intentando desestabilizar el Estado francés con intimidaciones”.

El pasado noviembre, su predecesor en el cargo, Didier Migaud, presentó en Marsella un plan nacional de lucha contra el crimen organizado, y hace poco Darmanin anunció la creación de una cárcel de máxima seguridad para los presos más peligrosos. Estará lista en julio, su ubicación será secreta y el Estado ha invertido en ella cuatro millones de euros. La idea es que se creen más centros de este tipo para trasladar allí a las 600 personas identificadas como las más peligrosas por los servicios de inteligencia.

La ola de asaltos se produce en pleno debate sobre la masificación en las cárceles, sobre todo en las del sur del país, que acogen a la mayor parte de estos criminales. Las prisiones galas tienen poco más de 62.000 plazas, pero en marzo contaban con 81.599 detenidos. El lunes, Darmanin había anunciado la creación de 3.000 nuevas plazas en estructuras modulares o prefabricadas. “Son verdaderas cárceles, pero construidas en fábricas”, dijo.

Para Wilfried Fonck, secretario general del sindicato de agentes penitenciarios UFAP-UNAS, “el personal penitenciario siempre ha estado sometido a amenazas o intimidaciones, pero esto es una acción bien organizada y estructurada. Es una acción que pretende añadir una presión suplementaria a los centros y es la primera vez que se produce a nivel nacional. ¿Son narcos o la ultraizquierda? Puede ser incluso ambos”.

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