El misterio del asterisco en “Thunderbolts⁎” y su éxito en taquilla global
La nueva apuesta de Marvel, Thunderbolts, no solo deslumbra con acción y taquilla: revela una pieza clave para el futuro del UCM y presenta a los héroes más humanos y complejos hasta ahora.

(Foto: Prensa Libre /AFP)
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Una nueva generación de héroes ha resurgido en el universo de Marvel: los Thunderbolts, un grupo de antihéroes que busca redimirse al intentar salvar a la humanidad con sus poderes. Inspirada en los cómics de los años noventa, esta propuesta transforma a los villanos en héroes rebeldes que marcarán una nueva época en el UCM.
Con este grupo de antihéroes, Disney busca revitalizar el universo Marvel tras el desenlace de los antiguos Avengers, con la intención de llevar a estos personajes al favoritismo del público. Desde su estreno, la nueva entrega cumplió con las expectativas al recaudar 76 millones de dólares en Estados Unidos y 162 millones a nivel mundial.
Con cifras similares a las de Ant-Man and the Wasp (75 millones) y superiores a las de The Eternals (71 millones), no logró superar a las películas de los Avengers, aunque estos personajes se presentan como los herederos de los superhéroes que salvaron a la humanidad.
Esta cinta, protagonizada por Florence Pugh como Viuda Negra; David Harbour, como el Guardián Rojo; Sebastian Stan, como Bucky; Lewis Pullman, como Bob; Wyatt Russell, como John Walker; y Hannah John-Kamen, como Fantasma, propone una conexión emocional más profunda con el público. Marvel anunció con ella una nueva etapa en su universo.
El cambio —o “spoiler”, como lo han denominado los fanáticos— está relacionado con el asterisco del título, que indica que se trata de un nombre provisional.
En principio, se dice que el nombre proviene de un equipo de fútbol del que Yelena (Florence Pugh) formó parte en su infancia, y se reutiliza para identificar a estos nuevos héroes que resurgen del mal. El secreto revelado es que este grupo cambiará su nombre en el UCM al descubrirse que en realidad son los “Nuevos Vengadores”, con Bucky Barnes (Sebastian Stan) como líder del escuadrón.
Marvel vuelve a sorprender al público con un audaz movimiento narrativo y de marketing: Thunderbolts no era lo que parecía. Lo que comenzó como una historia sobre antihéroes marginados del MCU se convirtió en una plataforma encubierta para presentar a los Nuevos Vengadores. La revelación llega en la escena poscréditos, donde el asterisco del título (Thunderbolts⁎) cobra sentido: el verdadero nombre de la película es Los Nuevos Vengadores.
En medio de esta maniobra surge una inesperada tensión legal y simbólica: Sam Wilson, el nuevo Capitán América (Anthony Mackie), ha iniciado acciones legales contra el grupo, alegando infracción de derechos al intentar operar bajo el estandarte de los Vengadores. Esta fricción, además de un guiño humorístico, adelanta las rivalidades internas que marcarán Avengers: Día del Juicio Final, prevista para el próximo año.
Pero Marvel no se detiene ahí. El estudio lleva esta jugada más allá de la pantalla con una estrategia de marketing poco convencional: ha comenzado a actualizar vallas publicitarias en el mundo real, revelando progresivamente el nuevo título de la película e invitando a los fanáticos a descubrir el cambio como si se tratara de una búsqueda del tesoro. Así, lo que parecía una simple cinta de transición se convierte en un evento cinematográfico clave que reconfigura el tablero del UCM para su próxima fase.
Héroes más humanos: la verdadera fuerza de Thunderbolts⁎
La receta de Thunderbolts⁎ no se basa solo en acción explosiva y espectaculares efectos especiales. Esta nueva entrega del Universo Cinematográfico de Marvel apuesta por una mezcla más compleja y emocional: un grupo de superhéroes rotos e imperfectos que intenta reconciliarse con su pasado y encontrar su lugar en un mundo que no los espera con los brazos abiertos.
La acción se entrelaza con momentos de vulnerabilidad, autocrítica y un humor inesperado que aligera —sin banalizar— el peso emocional del relato.
Uno de los temas de los que más hablamos fue lo difícil que es superar ciertas cosas en aislamiento, confiesa el director Jake Schreier, quien admite haber vivido en carne propia ese tipo de batallas silenciosas. Su reflexión es clara: Muchas veces creemos que necesitamos espacio, pero hay heridas que solo se sanan conectando con otros.
En ese espíritu, los Thunderbolts no solo luchan contra enemigos externos, sino también contra sus propios fantasmas. Bucky, el Guardián Rojo, John Walker, Yelena y compañía no están protegidos por sus trajes ni sus habilidades: sus mayores combates son internos, y su evolución emocional es el verdadero motor de la película. Son héroes que sangran por dentro, que se equivocan, que dudan. Y en esa humanidad reside su autenticidad.
Schreier insiste en el valor de la conexión como camino para romper los bucles mentales en los que muchos se encierran. A veces, solo alguien que ha pasado por lo mismo puede ayudarte a salir. Un amigo, un aliado, puede ser la diferencia entre quedarse atrapado o avanzar, reflexiona.
Con esa filosofía, Thunderbolts⁎ redefine el heroísmo. No se trata de ser invulnerable, sino de reconocer cuándo necesitas ayuda. Y eso, más que cualquier hazaña sobrehumana, los convierte en los héroes más humanos del UCM.
Honestamente, tengo un buen presentimiento sobre estos personajes. Creo que les irá bien, dice el director con una sonrisa. Y, por una vez, no se refiere solo a la taquilla.
*** Con información de agencia EFE NOTICIAS
La nueva apuesta de Marvel, Thunderbolts, no solo deslumbra con acción y taquilla: revela una pieza clave para el futuro del UCM y presenta a los héroes más humanos y complejos hasta ahora.
El misterio del asterisco en “Thunderbolts⁎” y su éxito en taquilla global
La nueva apuesta de Marvel, Thunderbolts, no solo deslumbra con acción y taquilla: revela una pieza clave para el futuro del UCM y presenta a los héroes más humanos y complejos hasta ahora.

(Foto: Prensa Libre /AFP)
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Una nueva generación de héroes ha resurgido en el universo de Marvel: los Thunderbolts, un grupo de antihéroes que busca redimirse al intentar salvar a la humanidad con sus poderes. Inspirada en los cómics de los años noventa, esta propuesta transforma a los villanos en héroes rebeldes que marcarán una nueva época en el UCM.
Con este grupo de antihéroes, Disney busca revitalizar el universo Marvel tras el desenlace de los antiguos Avengers, con la intención de llevar a estos personajes al favoritismo del público. Desde su estreno, la nueva entrega cumplió con las expectativas al recaudar 76 millones de dólares en Estados Unidos y 162 millones a nivel mundial.
Con cifras similares a las de Ant-Man and the Wasp (75 millones) y superiores a las de The Eternals (71 millones), no logró superar a las películas de los Avengers, aunque estos personajes se presentan como los herederos de los superhéroes que salvaron a la humanidad.
Esta cinta, protagonizada por Florence Pugh como Viuda Negra; David Harbour, como el Guardián Rojo; Sebastian Stan, como Bucky; Lewis Pullman, como Bob; Wyatt Russell, como John Walker; y Hannah John-Kamen, como Fantasma, propone una conexión emocional más profunda con el público. Marvel anunció con ella una nueva etapa en su universo.
El cambio —o “spoiler”, como lo han denominado los fanáticos— está relacionado con el asterisco del título, que indica que se trata de un nombre provisional.
En principio, se dice que el nombre proviene de un equipo de fútbol del que Yelena (Florence Pugh) formó parte en su infancia, y se reutiliza para identificar a estos nuevos héroes que resurgen del mal. El secreto revelado es que este grupo cambiará su nombre en el UCM al descubrirse que en realidad son los “Nuevos Vengadores”, con Bucky Barnes (Sebastian Stan) como líder del escuadrón.
Marvel vuelve a sorprender al público con un audaz movimiento narrativo y de marketing: Thunderbolts no era lo que parecía. Lo que comenzó como una historia sobre antihéroes marginados del MCU se convirtió en una plataforma encubierta para presentar a los Nuevos Vengadores. La revelación llega en la escena poscréditos, donde el asterisco del título (Thunderbolts⁎) cobra sentido: el verdadero nombre de la película es Los Nuevos Vengadores.
En medio de esta maniobra surge una inesperada tensión legal y simbólica: Sam Wilson, el nuevo Capitán América (Anthony Mackie), ha iniciado acciones legales contra el grupo, alegando infracción de derechos al intentar operar bajo el estandarte de los Vengadores. Esta fricción, además de un guiño humorístico, adelanta las rivalidades internas que marcarán Avengers: Día del Juicio Final, prevista para el próximo año.
Pero Marvel no se detiene ahí. El estudio lleva esta jugada más allá de la pantalla con una estrategia de marketing poco convencional: ha comenzado a actualizar vallas publicitarias en el mundo real, revelando progresivamente el nuevo título de la película e invitando a los fanáticos a descubrir el cambio como si se tratara de una búsqueda del tesoro. Así, lo que parecía una simple cinta de transición se convierte en un evento cinematográfico clave que reconfigura el tablero del UCM para su próxima fase.
Héroes más humanos: la verdadera fuerza de Thunderbolts⁎
La receta de Thunderbolts⁎ no se basa solo en acción explosiva y espectaculares efectos especiales. Esta nueva entrega del Universo Cinematográfico de Marvel apuesta por una mezcla más compleja y emocional: un grupo de superhéroes rotos e imperfectos que intenta reconciliarse con su pasado y encontrar su lugar en un mundo que no los espera con los brazos abiertos.
La acción se entrelaza con momentos de vulnerabilidad, autocrítica y un humor inesperado que aligera —sin banalizar— el peso emocional del relato.
Uno de los temas de los que más hablamos fue lo difícil que es superar ciertas cosas en aislamiento, confiesa el director Jake Schreier, quien admite haber vivido en carne propia ese tipo de batallas silenciosas. Su reflexión es clara: Muchas veces creemos que necesitamos espacio, pero hay heridas que solo se sanan conectando con otros.
En ese espíritu, los Thunderbolts no solo luchan contra enemigos externos, sino también contra sus propios fantasmas. Bucky, el Guardián Rojo, John Walker, Yelena y compañía no están protegidos por sus trajes ni sus habilidades: sus mayores combates son internos, y su evolución emocional es el verdadero motor de la película. Son héroes que sangran por dentro, que se equivocan, que dudan. Y en esa humanidad reside su autenticidad.
Schreier insiste en el valor de la conexión como camino para romper los bucles mentales en los que muchos se encierran. A veces, solo alguien que ha pasado por lo mismo puede ayudarte a salir. Un amigo, un aliado, puede ser la diferencia entre quedarse atrapado o avanzar, reflexiona.
Con esa filosofía, Thunderbolts⁎ redefine el heroísmo. No se trata de ser invulnerable, sino de reconocer cuándo necesitas ayuda. Y eso, más que cualquier hazaña sobrehumana, los convierte en los héroes más humanos del UCM.
Honestamente, tengo un buen presentimiento sobre estos personajes. Creo que les irá bien, dice el director con una sonrisa. Y, por una vez, no se refiere solo a la taquilla.
*** Con información de agencia EFE NOTICIAS
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