|
Suscriptores
El descubrimiento de arqueólogos en Petén que pone de manifiesto la relación del pueblo maya con otras culturas.
El hallazgo de un altar para rituales y de obsidiana verde reflejan la presencia de personas de Teotihuacán en Tikal, según una investigación presentada por el arqueólogo Edwin Román Ramírez.

La civilización Maya habría gozado de relaciones con la ciudad de Teotihuacán.
Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan.
Foto:
“Varias décadas de trabajo de campo apuntan a fuertes conexiones entre la sede dinástica maya de Tikal, en la actual Guatemala, y la lejana metrópolis hegemónica de Teotihuacán en el centro de México. Estas conexiones tienen que ver con la naturaleza de los lazos políticos entre áreas distantes y los sistemas de control cuasi-imperial en Mesoamérica”, describe la publicación: “Un altar teotihuacánico en Tikal, Guatemala: ritual central mexicano e interacción de élite en las tierras bajas mayas, de la revista Antiquity, de la Universidad de Cambridge.
El arqueólogo Edwin Román Ramírez describe que este altar fue utilizado posiblemente para rituales al Dios de la Tormenta, no cree que esté vinculado con sacrificios, porque la evidencia de humo alrededor refleja que hubo quemas para honrar a esa deidad. Los colores del altar: rojo, amarillo, negro y anaranjado describen los puntos cardinales, expresa Román. Aunque se desconoce el significado de cada color, sí se puede interpretar que el altar es el centro de ese microcosmos
“Ayuda a entender que sí existió gente de otros lugares en Tikal, gente que vivió allá, que este contacto con Teotihuacán tuvo muchas matices, pero esta es la evidencia más fuerte que tenemos, de la presencia de gente que tenía una casa en Tikal”, dice Román. La obsidiana verde es otro elemento que denota la presencia de otras culturas en Tikal. Precisamente el color de este material proviene de Pachuca, México y podría relacionarse con un vínculo comercial, indica el arqueólogo.
La investigación
El descubrimiento inició en 2019 con los resultados obtenidos de escaneos con la tecnología Lidar, a través del financiamiento de la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (Pacunam) y su aliado, Hitz Foundation. En el proceso de excavación en el grupo 6D-XV se halló un altar decorado (estructura 6D-XV-Sub 3) en el centro de un patio, en el que se evidencian varios episodios. Está sobre una elevación natural nivelada, localizada a 125 metros de la pirámide 6D-105.
Este grupo tuvo dos etapas constructivas: la primera, del 300 al 400 d. C., denominada Venado, y la segunda, del 400 al 450 d. C., llamada Cabrito. En el centro del patio se ubica el altar, una pequeña estructura talud-tablero de 1.1 m de alto, en forma rectangular (1.8 x 1.22 m), con su larga fachada orientada al oeste. El talud es bajo, de 40 cm de altura; los lados sur y norte tienen 1.40 m de ancho y 1.85 m, de este a oeste.
Su plataforma, quemada en su eje central, está pintada con bandas rojas y está dispuesta con un delineado negro en el piso. Hay cuatro enterramientos o depósitos adyacentes al altar. La posición sentada de las personas responde a los patrones mortuorios durante las fases de Tlamimilolpa (250-350 d. C.) y Xolalpán (350-450 d. C.) en Teotihuacán. También se encontraron fragmentos de incensarios, relacionados con dicha ciudad antigua en México.
Para Román, los hallazgos más relevantes de esta investigación son: el descubrimiento de las excavaciones, que por su organización espacial son más comunes en el centro de México. Lo segundo, es que el altar que está al centro posee arquitectura al estilo teotihuacano y sus murales, lo que refleja que quienes habitaron en esa casa son personas de Teotihuacán, dice el arqueólogo.
Explica que estos hallazgos permiten entender la presencia de una sociedad, posiblemente cercana a la élite gobernante. “Hay ciertos países que tienen más fuerza que otros y podemos verla representada en ciertas acciones. Aquí estamos viendo la presencia de personas pertenecientes a una de las ciudades más importantes en esa época y que Tikal tuvo contacto muy cercano porque están muy cerca del corazón de Tikal, gente cercana a la élite gobernante, seguramente”, dice. De acuerdo con una publicación del Ministerio de Cultura y Deportes , la estructura, conocida como Grupo 6D-XV, se distingue por su arquitectura de talud-tablero, característica de Teotihuacán.
Sus murales, sorprendentemente bien conservados, han revelado sus colores originales (rojo, amarillo y azul) gracias al uso de tecnología avanzada. Una de las conclusiones de esta investigación, según esa Cartera, es que el Grupo 6D-XV fue habitado por personas con vínculos o provenientes de Teotihuacán, que trajeron sus tradiciones funerarias, arquitectónicas y fueron libres de manifestar su propia identidad. “Además de traer sus tradiciones funerarias y arquitectónicas, también fueron libres de manifestar su propia identidad cultural y creencias en un espacio clave dentro de Tikal. Esto confirma el carácter cosmopolita de esta importante ciudad Maya”, se indicó.
El Palacio
Román explica que antes del altar de Teotihuacán, en los años 80, hubo otro hallazgo: un palacio con cuatro plazuelas, en una de ellas, la norte, encontraron un talud tablero que tenía una escultura conocida en la Arqueología como el “Marcador de Tikal”, es una mezcla de arte teotihuacánico y maya, es un tipo de estandarte que se colocaba en Teotihuacán y emula el arte de allá, la escultórica.
El arqueólogo dice que ese hallazgo tenía dos paneles escritos en maya, en uno de ellos, el Dr. David Stuart identificó que ellos hablan que Tikal fue conquistado por personas llegadas de Teotihuacán con sus aliados mayas. La conquista ocurrió el 16 de enero del 378, después de Cristo. De acuerdo con el arqueólogo, aún existen varias interrogantes sobre la presencia de personas de Teotihuacán en Tikal, todavía no se tiene certeza sí eran comerciantes, pertenecían a la élite, o vivían ahí por matrimonio. “El rol de ellos dentro de la sociedad de Tikal es algo que todavía no comprendemos”, dice Román.
El director de Past, agrega que realizan los estudios de ADN antiguo, para que, en tres años, esos resultados les permita conocer a profundidad quiénes eran esas personas e interpretar sí eran de Teotihuacán o eran mayas, y cuál era su relación.
¿Quién es Edwin Román Ramirez?
Es Licenciado en Arqueología por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de Texas en Austin y se graduó en 2017. Inició su trabajo como arqueólogo en el año 2000, en Zacapa. Ha trabajado en diez proyectos arqueológicos y ha impartido charlas en Estados Unidos, Francia, Suiza, Japón y Colombia. Actualmente es el director del Proyecto Arqueológico del Sur de Tikal (Past).
Ha estudiado los murales de San Bartolo, Petén, especialmente de estructura Sub-1A, Ixim, que tenía escritura de esa época pre clásica.
También documentó la tumba del Primer Rey de Zotz y el “Templo del Sol Nocturno”, decorado con diferentes representaciones de sol, localizado en el sitio arqueológico el Zotz, en el departamento de Petén.
El hallazgo de un altar para rituales y de obsidiana verde reflejan la presencia de personas de Teotihuacán en Tikal, según una investigación presentada por el arqueólogo Edwin Román Ramírez.
|
Suscriptores
El descubrimiento de arqueólogos en Petén que pone de manifiesto la relación del pueblo maya con otras culturas.
El hallazgo de un altar para rituales y de obsidiana verde reflejan la presencia de personas de Teotihuacán en Tikal, según una investigación presentada por el arqueólogo Edwin Román Ramírez.

La civilización Maya habría gozado de relaciones con la ciudad de Teotihuacán.
Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan.
“Varias décadas de trabajo de campo apuntan a fuertes conexiones entre la sede dinástica maya de Tikal, en la actual Guatemala, y la lejana metrópolis hegemónica de Teotihuacán en el centro de México. Estas conexiones tienen que ver con la naturaleza de los lazos políticos entre áreas distantes y los sistemas de control cuasi-imperial en Mesoamérica”, describe la publicación: “Un altar teotihuacánico en Tikal, Guatemala: ritual central mexicano e interacción de élite en las tierras bajas mayas, de la revista Antiquity, de la Universidad de Cambridge.
El arqueólogo Edwin Román Ramírez describe que este altar fue utilizado posiblemente para rituales al Dios de la Tormenta, no cree que esté vinculado con sacrificios, porque la evidencia de humo alrededor refleja que hubo quemas para honrar a esa deidad. Los colores del altar: rojo, amarillo, negro y anaranjado describen los puntos cardinales, expresa Román. Aunque se desconoce el significado de cada color, sí se puede interpretar que el altar es el centro de ese microcosmos
“Ayuda a entender que sí existió gente de otros lugares en Tikal, gente que vivió allá, que este contacto con Teotihuacán tuvo muchas matices, pero esta es la evidencia más fuerte que tenemos, de la presencia de gente que tenía una casa en Tikal”, dice Román. La obsidiana verde es otro elemento que denota la presencia de otras culturas en Tikal. Precisamente el color de este material proviene de Pachuca, México y podría relacionarse con un vínculo comercial, indica el arqueólogo.
La investigación
El descubrimiento inició en 2019 con los resultados obtenidos de escaneos con la tecnología Lidar, a través del financiamiento de la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (Pacunam) y su aliado, Hitz Foundation. En el proceso de excavación en el grupo 6D-XV se halló un altar decorado (estructura 6D-XV-Sub 3) en el centro de un patio, en el que se evidencian varios episodios. Está sobre una elevación natural nivelada, localizada a 125 metros de la pirámide 6D-105.
Este grupo tuvo dos etapas constructivas: la primera, del 300 al 400 d. C., denominada Venado, y la segunda, del 400 al 450 d. C., llamada Cabrito. En el centro del patio se ubica el altar, una pequeña estructura talud-tablero de 1.1 m de alto, en forma rectangular (1.8 x 1.22 m), con su larga fachada orientada al oeste. El talud es bajo, de 40 cm de altura; los lados sur y norte tienen 1.40 m de ancho y 1.85 m, de este a oeste.
Su plataforma, quemada en su eje central, está pintada con bandas rojas y está dispuesta con un delineado negro en el piso. Hay cuatro enterramientos o depósitos adyacentes al altar. La posición sentada de las personas responde a los patrones mortuorios durante las fases de Tlamimilolpa (250-350 d. C.) y Xolalpán (350-450 d. C.) en Teotihuacán. También se encontraron fragmentos de incensarios, relacionados con dicha ciudad antigua en México.
Para Román, los hallazgos más relevantes de esta investigación son: el descubrimiento de las excavaciones, que por su organización espacial son más comunes en el centro de México. Lo segundo, es que el altar que está al centro posee arquitectura al estilo teotihuacano y sus murales, lo que refleja que quienes habitaron en esa casa son personas de Teotihuacán, dice el arqueólogo.
Explica que estos hallazgos permiten entender la presencia de una sociedad, posiblemente cercana a la élite gobernante. “Hay ciertos países que tienen más fuerza que otros y podemos verla representada en ciertas acciones. Aquí estamos viendo la presencia de personas pertenecientes a una de las ciudades más importantes en esa época y que Tikal tuvo contacto muy cercano porque están muy cerca del corazón de Tikal, gente cercana a la élite gobernante, seguramente”, dice. De acuerdo con una publicación del Ministerio de Cultura y Deportes , la estructura, conocida como Grupo 6D-XV, se distingue por su arquitectura de talud-tablero, característica de Teotihuacán.
Sus murales, sorprendentemente bien conservados, han revelado sus colores originales (rojo, amarillo y azul) gracias al uso de tecnología avanzada. Una de las conclusiones de esta investigación, según esa Cartera, es que el Grupo 6D-XV fue habitado por personas con vínculos o provenientes de Teotihuacán, que trajeron sus tradiciones funerarias, arquitectónicas y fueron libres de manifestar su propia identidad. “Además de traer sus tradiciones funerarias y arquitectónicas, también fueron libres de manifestar su propia identidad cultural y creencias en un espacio clave dentro de Tikal. Esto confirma el carácter cosmopolita de esta importante ciudad Maya”, se indicó.
El Palacio
Román explica que antes del altar de Teotihuacán, en los años 80, hubo otro hallazgo: un palacio con cuatro plazuelas, en una de ellas, la norte, encontraron un talud tablero que tenía una escultura conocida en la Arqueología como el “Marcador de Tikal”, es una mezcla de arte teotihuacánico y maya, es un tipo de estandarte que se colocaba en Teotihuacán y emula el arte de allá, la escultórica.
El arqueólogo dice que ese hallazgo tenía dos paneles escritos en maya, en uno de ellos, el Dr. David Stuart identificó que ellos hablan que Tikal fue conquistado por personas llegadas de Teotihuacán con sus aliados mayas. La conquista ocurrió el 16 de enero del 378, después de Cristo. De acuerdo con el arqueólogo, aún existen varias interrogantes sobre la presencia de personas de Teotihuacán en Tikal, todavía no se tiene certeza sí eran comerciantes, pertenecían a la élite, o vivían ahí por matrimonio. “El rol de ellos dentro de la sociedad de Tikal es algo que todavía no comprendemos”, dice Román.
El director de Past, agrega que realizan los estudios de ADN antiguo, para que, en tres años, esos resultados les permita conocer a profundidad quiénes eran esas personas e interpretar sí eran de Teotihuacán o eran mayas, y cuál era su relación.
¿Quién es Edwin Román Ramirez?
Es Licenciado en Arqueología por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de Texas en Austin y se graduó en 2017. Inició su trabajo como arqueólogo en el año 2000, en Zacapa. Ha trabajado en diez proyectos arqueológicos y ha impartido charlas en Estados Unidos, Francia, Suiza, Japón y Colombia. Actualmente es el director del Proyecto Arqueológico del Sur de Tikal (Past).
Ha estudiado los murales de San Bartolo, Petén, especialmente de estructura Sub-1A, Ixim, que tenía escritura de esa época pre clásica.
También documentó la tumba del Primer Rey de Zotz y el “Templo del Sol Nocturno”, decorado con diferentes representaciones de sol, localizado en el sitio arqueológico el Zotz, en el departamento de Petén.
ARCHIVADO EN:
Prensa Libre | Vida