Horas antes de que Axel Rudakubana comparezca este miércoles ante un tribunal de Londres, la Policía Metropolitana ha revelado que el adolescente acusado de asesinar a tres niñas el pasado julio en la localidad de Southport tenía en su domicilio un supuesto manual de entrenamiento de Al Qaeda. Había elaborado además ricina, una sustancia altamente tóxica derivada del aceite de castor o ricino.
Axel Rudakubana, de 18 años, había fabricado ricina, una sustancia altamente venenosa. La policía sigue descartando que la muerte de las tres pequeñas fuera un acto terrorista
Horas antes de que Axel Rudakubana comparezca este miércoles ante un tribunal de Londres, la Policía Metropolitana ha revelado que el adolescente acusado de asesinar a tres niñas el pasado julio en la localidad de Southport tenía en su domicilio un supuesto manual de entrenamiento de Al Qaeda. Había elaborado además ricina, una sustancia altamente tóxica derivada del aceite de castor o ricino.
El sospechoso tendrá que responder a dos acusaciones directas, por delitos relacionados con la Ley Antiterrorista de 2000 y con la Ley de Armas Biológicas de 1974. En ambos casos, el hallazgo de ese material establece una causalidad directa.
El acusado, hijo de cristianos ruandeses y nacido en la localidad galesa de Cardiff, ha sido acusado de posesión de material de contenido terrorista y de la fabricación de un arma biológica. Sin embargo, las autoridades policiales siguen sin calificar como un atentado terrorista las muertes de Alice Dasilva (9 años), Bebe King (6 años) y Elsie Dot Stancombe (7 años). El juicio por ese homicidio múltiple, ocurrido durante unas clases de baile con la música de Taylor Swift, comenzará el próximo enero. Se trata de una investigación larga, y no es descartable que el proceso acabe incorporando elementos de supuesta actividad terrorista, pero de momento no existe ese vínculo factual entre los dos hechos.
La policía no detectó rastro alguno de ricina en el lugar de la tragedia, por lo que no ha sido posible establecer aún una motivación que permita dar categoría de ataque terrorista a lo sucedido en Southport.
El rumor extendido por las redes sociales, nada más producirse el ataque, de que el supuesto agresor era musulmán, provocó que miles de personas provocaran violentos altercados en diferentes ciudades del Reino Unido.
Serena Kennedy, la comisaria jefa de la policía de Merseyside, que dirige la investigación, ha pedido prudencia a los ciudadanos poco después de revelar el material que poseía el principal sospechoso: “Recomendaría efusivamente que se evitara cualquier especulación sobre las motivaciones que pueda haber detrás de este caso”, ha dicho.
La copia en PDF intervenida en la vivienda del acusado, que en el momento del ataque aún no era mayor de edad, se titula Estudios militares de la yihad contra los tiranos: manual de entrenamiento de Al-Qaeda.
“Pido a todo el mundo que tenga paciencia. No se dejen llevar por los rumores o las especulaciones. No crean todo lo que leen en las redes sociales. Y no nos olvidemos de las familias de Elsie, Bebe y Alice, que, junto al resto de los familiares de las víctimas presentes aquel 29 de julio en Heart Street, estarán todavía consumidas por el dolor”, ha dicho la responsable policial.
Rudakubana se enfrenta también a la acusación de 10 intentos de asesinato y un delito de posesión de arma blanca.
Tensión en las calles
El Ministerio del Interior británico confía en que la información revelada este martes no derive en nuevos episodios de tensión en las calles, pero en cualquier caso tiene ya preparados planes de contingencia para evitar que una nueva oleada de violencia pueda pillar a las autoridades con la guardia baja, como ocurrió a finales de julio.
Más de 1.000 personas acabaron arrestadas después de aquellos disturbios, en los que hubo incluso intentos de incendiar algunos de los hoteles donde permanecían refugiados solicitantes de asilo llegados al Reino Unido. Muchos de los detenidos fueron condenados a penas de prisión. El recién estrenado primer ministro, Keir Starmer, que en su día estuvo al frente de la Fiscalía de la Corona, impulsó juicios rápidos para frenar los disturbios y escarmentar a los que no dudó en calificar de “matones”.
Uno de estos condenados, Peter Lynch, de 61 años, que había participado en los sucesos violentos frente a un hotel con refugiados en Rotherham el 4 de agosto, cumplía una pena de prisión de dos años y ocho meses cuando el pasado 20 de octubre falleció en prisión. Había sufrido un infarto un año antes y padecía de diabetes.
Su rostro pudo verse en algunos de los carteles que los partidarios del ultaderechista Tommy Robinson portaron este sábado en la manifestación convocada en el centro de Londres. Calificado como “víctima” del Gobierno, otros carteles mostraban un montaje en el que Starmer aparecía con las manos manchadas de sangre y el nombre de Lynch. Media docena de manifestantes fueron arrestados por comportamiento violento.
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