Cónclave: Significado, para qué sirve y cuándo se elige al nuevo papa

Vida

Cónclave: Significado, para qué sirve y cuándo se elige al nuevo papa

Tras la muerte del papa Francisco, los cardenales se preparan para el cónclave: el proceso secreto en el que se elige al nuevo líder de la Iglesia católica

El cónclave es el proceso solemne en el que los cardenales eligen al nuevo sumo pontífice, sucesor de San Pedro y líder de la Iglesia católica. (Foto: Prensa Libre / Shutterstock)


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Con el anuncio oficial del fallecimiento del papa Francisco, los cardenales electores, designados por la Santa Sede, iniciarán el proceso del cónclave: la fase solemne y secreta en la que se elige al nuevo sumo pontífice, responsable de continuar la conducción espiritual y administrativa de la Iglesia católica.

Este proceso se activa tras la muerte de Jorge Mario Bergoglio, ocurrida luego de complicaciones de salud derivadas de una neumonía bilateral, que ya lo había alejado parcialmente de las celebraciones de Semana Santa. El deceso fue confirmado este lunes 21 de abril por el camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrell, quien informó que el papa falleció a las 7.35 horas de Roma (23.35 de Guatemala).

En un mensaje emitido desde el Vaticano y dirigido a la comunidad internacional, el camarlengo declaró: “El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre. Su vida entera estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia, y nos enseñó el valor del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, en especial hacia los más pobres y marginados”.

Con esta declaración, se dio inicio formal al periodo conocido como sede vacante, durante el cual deberá convocarse a los cardenales electores aptos para elegir al sucesor del papa Francisco. Este acto deberá realizarse en estricto aislamiento, conforme a la tradición canónica del cónclave.

¿Qué es el cónclave?

Convocados por el camarlengo Farrell, tras el anuncio oficial de la muerte del papa Francisco, los cardenales electores se reunirán en cónclave, un proceso reservado en el que, bajo estricta confidencialidad, tomarán una de las decisiones más trascendentales para la Iglesia católica: elegir al nuevo sumo pontífice.

La palabra cónclave proviene del latín cum y clavis, que significa “con llave” o “bajo llave”. Este término alude a la naturaleza cerrada del encuentro, en el que los cardenales permanecen aislados, en un ambiente de oración y reflexión, hasta alcanzar un consenso que permita nombrar al nuevo papa.

El padre Rodolfo Rodríguez Chinchilla explicó que, ante la ausencia del líder supremo de la Iglesia, como sucede con el fallecimiento del papa Francisco, debe iniciarse el periodo conocido como sede vacante, durante el cual se convoca a los cardenales electores para participar en el cónclave. “Este proceso es esencial para garantizar la continuidad espiritual y administrativa de la Iglesia católica”, puntualizó.

Por su parte, fray Edwin Alvarado detalló que esta reunión “se celebra a puerta cerrada, impidiendo la salida de los cardenales hasta que se logre consenso sobre el nuevo pontífice, evitando así cualquier tipo de interrupción externa”.

Expertos en teología señalan que el cónclave se convoca principalmente tras la muerte de un sumo pontífice —como en este caso— o en situaciones excepcionales de renuncia. En ocasiones poco comunes, puede celebrarse también por convocatoria directa del papa en funciones, cuando se requiere deliberar sobre asuntos de gran relevancia para el futuro de la Iglesia.

El padre Rodríguez subrayó que “la Iglesia no puede quedar sin un líder, por ello, el Vaticano convoca de inmediato a todos los cardenales del mundo para participar en el cónclave, el proceso mediante el cual se elige al nuevo sumo pontífice”, proceso que puede realizarse hasta 15 días después del fallecimiento del papa Francisco.

¿Cómo funciona el cónclave?

La reunión del cónclave se rige por un estricto conjunto de normas que deben seguir los cardenales electores —aquellos con derecho a voto— para elegir al sucesor del papa Francisco. Durante el proceso, deben permanecer en completo aislamiento dentro del recinto designado, bajo llave, y celebrar hasta cuatro votaciones diarias en la Capilla Sixtina.

El principio del aislamiento obligatorio fue establecido por el papa Gregorio X en el año 1274, con el objetivo de evitar presiones externas que pudieran influir en las decisiones de los cardenales. Esta determinación surgió luego de que su propia elección como pontífice se prolongara por casi tres años. Para prevenir futuras demoras, Gregorio X dispuso el confinamiento estricto de los electores, con limitaciones severas de comida, agua y contacto con el exterior, para acelerar el proceso y garantizar su transparencia y confidencialidad.

Según lo establecido en Catholic.net, tras el fallecimiento del papa Francisco, el cardenal de mayor edad del Colegio Cardenalicio debe convocar con urgencia la sesión del cónclave en la Capilla Sixtina. Esta debe celebrarse dentro de los 15 días siguientes a la declaración oficial del periodo de sede vacante.

Fray Edwin Alvarado resalta que este tiempo permirá a los cardenales de todo el mundo viajar a Roma y dejar en orden sus asuntos. En caso de que alguno enfrente problemas de salud, el plazo puede extenderse hasta 20 días.

A su llegada, los cardenales se hospedarán en la Domus Santa Marta y, en la Basílica de San Pedro, donde deben celebran una misa matutina especial antes de ingresar al cónclave.

Los cardenales con derecho a voto deberán ingresar a la Capilla Paulina para entonar el Veni Creator Spiritus, un himno con el que invocan la guía del Espíritu Santo en el proceso de elección.

Con el llamado Extra omnes —”¡Todos fuera!”—, los cardenales ordena la salida de quienes no forman parte del cónclave, y los cardenales quedan encerrados hasta elegir al sucesor del papa Francisco.

Durante este periodo, los cardenales participan en liturgias y rondas electorales hasta alcanzar un acuerdo unánime o hasta que dos tercios de los votos designen al próximo sumo pontífice, lo cual no suele ocurrir en las primeras votaciones.

Al finalizar cada ronda, los cardenales deberán anunciar el resultado mediante el humo de una chimenea: el humo negro indica que no se ha alcanzado consenso, mientras que el humo blanco confirma la elección de un nuevo papa.

Elección dentro del cónclave

Luego de los protocolos mencionados, los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina deben prestar juramento, comprometiéndose a no divulgar información sobre el proceso.

El primer día, los electores realizan una única ronda de votación, luego de que el diácono elija al azar a nueve cardenales encargados de organizar el proceso electoral: tres actúan como escrutadores, tres recogen los votos y tres se encargan de contarlos.

Durante la votación, cada cardenal escribe en una papeleta el nombre de la persona que considera indicada para presidir la Iglesia. Con el voto en alto, cada elector se dirige a la urna y pronuncia: “Pongo por testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.

Posteriormente, los cardenales designados realizan el conteo de votos y determinan si se ha alcanzado la mayoría requerida de dos tercios. Si no se logra, el primer día concluye con esa única votación.

En los días siguientes, se realizan hasta cuatro rondas de votación por jornada: dos en la mañana y dos por la tarde, hasta alcanzar el consenso necesario para la elección del sucesor del papa Francisco.

Fumata como señal de decisión

Durante el proceso de elección, los cardenales deben anunciar el resultado de cada ronda sin revelar detalles. Para ello, queman las papeletas en una chimenea especial. Si el humo que emerge es negro, significa que no se ha alcanzado un consenso.

Por el contrario, si el humo es blanco, indica que la Iglesia tiene un nuevo sumo pontífice.

Para lograr la distinción clara de los colores, se emplean productos químicos específicos que tiñen el humo. Esta práctica se implementó debido a que, en el pasado, el humo grisáceo generaba confusión entre los fieles.

¿Qué pasa después de la elección de un papa en el cónclave?

Cuando un candidato obtiene más de dos tercios de los votos, el decano de los cardenales electores se acerca a él y le pregunta si acepta su elección canónica como sumo pontífice. Si acepta, debe elegir el nombre con el que dirigirá la Iglesia.

Tras ser elegido, el nuevo papa se dirige a la llamada Sala de las Lágrimas, una pequeña estancia donde se coloca por primera vez los hábitos papales. Se cree que este nombre proviene del momento de reflexión en el que los pontífices toman plena conciencia de la gran responsabilidad que acaban de asumir.

Una vez vestido, el papa se dirige al balcón central de la Basílica de San Pedro, donde es presentado ante los fieles y donde imparte por primera vez la bendición Urbi et Orbi.

 Tras la muerte del papa Francisco, los cardenales se preparan para el cónclave: el proceso secreto en el que se elige al nuevo líder de la Iglesia católica  

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Cónclave: Significado, para qué sirve y cuándo se elige al nuevo papa

Tras la muerte del papa Francisco, los cardenales se preparan para el cónclave: el proceso secreto en el que se elige al nuevo líder de la Iglesia católica

El cónclave es el proceso solemne en el que los cardenales eligen al nuevo sumo pontífice, sucesor de San Pedro y líder de la Iglesia católica. (Foto: Prensa Libre / Shutterstock)


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Con el anuncio oficial del fallecimiento del papa Francisco, los cardenales electores, designados por la Santa Sede, iniciarán el proceso del cónclave: la fase solemne y secreta en la que se elige al nuevo sumo pontífice, responsable de continuar la conducción espiritual y administrativa de la Iglesia católica.

Este proceso se activa tras la muerte de Jorge Mario Bergoglio, ocurrida luego de complicaciones de salud derivadas de una neumonía bilateral, que ya lo había alejado parcialmente de las celebraciones de Semana Santa. El deceso fue confirmado este lunes 21 de abril por el camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrell, quien informó que el papa falleció a las 7.35 horas de Roma (23.35 de Guatemala).

En un mensaje emitido desde el Vaticano y dirigido a la comunidad internacional, el camarlengo declaró: “El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre. Su vida entera estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia, y nos enseñó el valor del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, en especial hacia los más pobres y marginados”.

Con esta declaración, se dio inicio formal al periodo conocido como sede vacante, durante el cual deberá convocarse a los cardenales electores aptos para elegir al sucesor del papa Francisco. Este acto deberá realizarse en estricto aislamiento, conforme a la tradición canónica del cónclave.

¿Qué es el cónclave?

Convocados por el camarlengo Farrell, tras el anuncio oficial de la muerte del papa Francisco, los cardenales electores se reunirán en cónclave, un proceso reservado en el que, bajo estricta confidencialidad, tomarán una de las decisiones más trascendentales para la Iglesia católica: elegir al nuevo sumo pontífice.

La palabra cónclave proviene del latín cum y clavis, que significa “con llave” o “bajo llave”. Este término alude a la naturaleza cerrada del encuentro, en el que los cardenales permanecen aislados, en un ambiente de oración y reflexión, hasta alcanzar un consenso que permita nombrar al nuevo papa.

El padre Rodolfo Rodríguez Chinchilla explicó que, ante la ausencia del líder supremo de la Iglesia, como sucede con el fallecimiento del papa Francisco, debe iniciarse el periodo conocido como sede vacante, durante el cual se convoca a los cardenales electores para participar en el cónclave. “Este proceso es esencial para garantizar la continuidad espiritual y administrativa de la Iglesia católica”, puntualizó.

Por su parte, fray Edwin Alvarado detalló que esta reunión “se celebra a puerta cerrada, impidiendo la salida de los cardenales hasta que se logre consenso sobre el nuevo pontífice, evitando así cualquier tipo de interrupción externa”.

Expertos en teología señalan que el cónclave se convoca principalmente tras la muerte de un sumo pontífice —como en este caso— o en situaciones excepcionales de renuncia. En ocasiones poco comunes, puede celebrarse también por convocatoria directa del papa en funciones, cuando se requiere deliberar sobre asuntos de gran relevancia para el futuro de la Iglesia.

El padre Rodríguez subrayó que “la Iglesia no puede quedar sin un líder, por ello, el Vaticano convoca de inmediato a todos los cardenales del mundo para participar en el cónclave, el proceso mediante el cual se elige al nuevo sumo pontífice”, proceso que puede realizarse hasta 15 días después del fallecimiento del papa Francisco.

¿Cómo funciona el cónclave?

La reunión del cónclave se rige por un estricto conjunto de normas que deben seguir los cardenales electores —aquellos con derecho a voto— para elegir al sucesor del papa Francisco. Durante el proceso, deben permanecer en completo aislamiento dentro del recinto designado, bajo llave, y celebrar hasta cuatro votaciones diarias en la Capilla Sixtina.

El principio del aislamiento obligatorio fue establecido por el papa Gregorio X en el año 1274, con el objetivo de evitar presiones externas que pudieran influir en las decisiones de los cardenales. Esta determinación surgió luego de que su propia elección como pontífice se prolongara por casi tres años. Para prevenir futuras demoras, Gregorio X dispuso el confinamiento estricto de los electores, con limitaciones severas de comida, agua y contacto con el exterior, para acelerar el proceso y garantizar su transparencia y confidencialidad.

Según lo establecido en Catholic.net, tras el fallecimiento del papa Francisco, el cardenal de mayor edad del Colegio Cardenalicio debe convocar con urgencia la sesión del cónclave en la Capilla Sixtina. Esta debe celebrarse dentro de los 15 días siguientes a la declaración oficial del periodo de sede vacante.

Fray Edwin Alvarado resalta que este tiempo permirá a los cardenales de todo el mundo viajar a Roma y dejar en orden sus asuntos. En caso de que alguno enfrente problemas de salud, el plazo puede extenderse hasta 20 días.

A su llegada, los cardenales se hospedarán en la Domus Santa Marta y, en la Basílica de San Pedro, donde deben celebran una misa matutina especial antes de ingresar al cónclave.

Los cardenales con derecho a voto deberán ingresar a la Capilla Paulina para entonar el Veni Creator Spiritus, un himno con el que invocan la guía del Espíritu Santo en el proceso de elección.

Con el llamado Extra omnes —”¡Todos fuera!”—, los cardenales ordena la salida de quienes no forman parte del cónclave, y los cardenales quedan encerrados hasta elegir al sucesor del papa Francisco.

Durante este periodo, los cardenales participan en liturgias y rondas electorales hasta alcanzar un acuerdo unánime o hasta que dos tercios de los votos designen al próximo sumo pontífice, lo cual no suele ocurrir en las primeras votaciones.

Al finalizar cada ronda, los cardenales deberán anunciar el resultado mediante el humo de una chimenea: el humo negro indica que no se ha alcanzado consenso, mientras que el humo blanco confirma la elección de un nuevo papa.

Elección dentro del cónclave

Luego de los protocolos mencionados, los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina deben prestar juramento, comprometiéndose a no divulgar información sobre el proceso.

El primer día, los electores realizan una única ronda de votación, luego de que el diácono elija al azar a nueve cardenales encargados de organizar el proceso electoral: tres actúan como escrutadores, tres recogen los votos y tres se encargan de contarlos.

Durante la votación, cada cardenal escribe en una papeleta el nombre de la persona que considera indicada para presidir la Iglesia. Con el voto en alto, cada elector se dirige a la urna y pronuncia: “Pongo por testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.

Posteriormente, los cardenales designados realizan el conteo de votos y determinan si se ha alcanzado la mayoría requerida de dos tercios. Si no se logra, el primer día concluye con esa única votación.

En los días siguientes, se realizan hasta cuatro rondas de votación por jornada: dos en la mañana y dos por la tarde, hasta alcanzar el consenso necesario para la elección del sucesor del papa Francisco.

Fumata como señal de decisión

Durante el proceso de elección, los cardenales deben anunciar el resultado de cada ronda sin revelar detalles. Para ello, queman las papeletas en una chimenea especial. Si el humo que emerge es negro, significa que no se ha alcanzado un consenso.

Por el contrario, si el humo es blanco, indica que la Iglesia tiene un nuevo sumo pontífice.

Para lograr la distinción clara de los colores, se emplean productos químicos específicos que tiñen el humo. Esta práctica se implementó debido a que, en el pasado, el humo grisáceo generaba confusión entre los fieles.

¿Qué pasa después de la elección de un papa en el cónclave?

Cuando un candidato obtiene más de dos tercios de los votos, el decano de los cardenales electores se acerca a él y le pregunta si acepta su elección canónica como sumo pontífice. Si acepta, debe elegir el nombre con el que dirigirá la Iglesia.

Tras ser elegido, el nuevo papa se dirige a la llamada Sala de las Lágrimas, una pequeña estancia donde se coloca por primera vez los hábitos papales. Se cree que este nombre proviene del momento de reflexión en el que los pontífices toman plena conciencia de la gran responsabilidad que acaban de asumir.

Una vez vestido, el papa se dirige al balcón central de la Basílica de San Pedro, donde es presentado ante los fieles y donde imparte por primera vez la bendición Urbi et Orbi.

 Prensa Libre | Vida 

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