Psicología
Cómo afrontar el duelo: técnicas y consejos
El proceso de duelo varía para cada persona y podría requerirse de apoyo para seguir adelante.
Aceptar, que ese ser amado ya no está y que la pérdida es irreparable, será un momento inicial y crucial para el fortalecimiento de la persona. (Foto Prensa Libre: Shutterstoc)
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El duelo es la reacción natural ante la pérdida, ya sea de una persona querida, un animal, un objeto, una etapa o un evento significativo. Afrontar el duelo es necesario y cumple una función de adaptación a una realidad completamente nueva.
Cuando se habla de pérdidas, especialmente de una persona, es una experiencia que debe ser compartida, acompañada y respetada. Como doliente, es normal desear que el dolor tenga un impacto en los demás; por ello, quienes han sufrido una pérdida valoran profundamente la presencia y compañía de sus seres cercanos.
Una persona que pierde a alguien sufre una emoción impactante desde el momento en que recibe la noticia. Pueden presentarse sensaciones como vacío en el estómago, palpitaciones, episodios de llanto, dolores de cabeza o visitas a lugares frecuentados con la persona fallecida. También puede experimentar culpa, confusión o ansiedad, entre otros sentimientos.
Los ciclos del duelo
El duelo es un proceso complejo que no tiene un tiempo específico para resolverse. Si la persona se siente demasiado vulnerable, en cualquier momento podría requerir acompañamiento profesional.
En una entrevista que Prensa Libre hizo a la psicóloga Evelyn Morataya, ella explica que para cerrar un ciclo debemos atravesar un proceso de duelo, el cual no solo se experimenta ante la muerte de alguien cercano, sino también ante el fin de una etapa relevante en la vida. “En este proceso se recibe un golpe emocional y la mente se rehúsa a aceptar el cambio. Por eso se debe ser paciente, porque este proceso conlleva cinco etapas que pueden tardar seis meses o más”, señala la experta.
Por lo general, la persona pasa por fases de negación, negociación, enojo, tristeza y aceptación.
Finalmente, se termina aceptando ese final y se comienza a enfocar en lo que sigue en la vida, en las nuevas oportunidades. Las etapas no son lineales y pueden ocurrir retrocesos.
Cerrar un ciclo es difícil, ya que la rutina proporciona estabilidad al cerebro. La familiaridad de ver los mismos rostros, tener los mismos gustos y permanecer en el mismo entorno genera comodidad; cuando esta se rompe, se busca regresar a lo acostumbrado.
No se debe minimizar la pérdida. Si duele, es porque era importante, aunque los demás no lo comprendan. Darse tiempo y espacio para vivir el dolor es un proceso natural.
Si la tristeza o la preocupación es tan intensa que afecta el funcionamiento en diferentes aspectos de la vida, se recomienda buscar apoyo emocional. Cada persona tiene señales de alarma distintas y puede recurrir a su red de amigos o personas de confianza, a un psicólogo o a algún especialista.
Si se acompaña a un familiar o amigo en duelo, una manera de ayudar es preguntarle si necesita algo, validar sus sentimientos y recordarle que no está solo en el proceso. Niños, adolescentes y adultos tienen procesos de vida y emociones propias que deben respetarse. Es importante no menospreciar las emociones de los demás.
Acciones para enfrentar el duelo
Unicef en un Manual de capacitación y acompañamiento del duelo explica la importancia de cuidar el cuerpo, las emociones y pensamientos. Las siguientes recomendaciones podrían ayudar al proceso.
Escribir una carta, un poema o un mensaje para despedirse del ser querido o de la etapa de vida que ha concluido.
Dibujar para expresar de manera simbólica el sentir.
Destinar una esquina o un lugar especial para colocar una foto del ser querido y decorarlo con cariño. Cada vez que lo desee, la persona puede acudir a este espacio para estar en silencio, rezar u orar.
Planificar una actividad simbólica conjunta y coordinada a la misma hora con los seres queridos que quieran honrar a la persona fallecida. Este espacio permitirá compartir momentos especiales en memoria de quien partió.
Buscar lecturas reflexivas que dejen un mensaje positivo.
Preparar un libro de recuerdos que le ayude a recordar a esa persona de una manera especial.
Hacer un álbum de fotografías o una galería que evoque momentos felices compartidos con el ser querido.
Elaborar una biografía completa de esa persona, con documentos y detalles que enriquezcan su recuerdo. Puede guardarla o compartirla con otros.
Practicar métodos de respiración para sentirse más tranquilo. Además, según sus creencias, acercarse a su dimensión espiritual.
Los animales en el proceso de duelo
Jessica Pierce, profesora de bioética de la Universidad de Colorado en Denver, aclara también que los escépticos del dolor animal tienen razón en un punto: los científicos aún saben muy poco sobre los comportamientos animales relacionados con el duelo. Son pocos los investigadores que han profundizado en cómo perciben y sienten la muerte la mayoría de los animales con los que el ser humano comparte el planeta, tanto la propia como la de otros.
Una tendencia que intenta explicar estos comportamientos es la llamada “tanatología comparativa”, que estudia la muerte y las prácticas relacionadas con ella. Esta falta de interés podría deberse a que muchos seres humanos no consideran la posibilidad de que los animales sufran por la pérdida de aquellos a quienes estiman.
Los perros y gatos también tienen procesos de comportamiento frente a la muerte de compañeros de vida. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
National Geographic publicó un artículo en donde destaca un estudio llamado Los perros domésticos (Canis familiaris ) lloran la pérdida de un congénere (del mismo orígen), “los resultados parecen sugerir que responden a la pérdida de un compañero, más que a la muerte en sí”, y describen como evidencia el hecho de que los comportamientos registrados no cambian en función de si el animal superviviente ha visto o no el cuerpo de su compañero difunto. “La reacción parece deberse en buena medida a su naturaleza altamente social, una hipótesis reforzada por el hecho de que los animales que compartían rutinas con la mascota fallecida reaccionan de forma más evidente y durante más tiempo”, dice.
Una de las reacciones más habituales reportadas por los participantes en el estudio fue que el perro superviviente buscaba más la atención de los humanos como mecanismo de protección, una actitud observada por el 67 por ciento de los participantes. Otras reacciones fueron menos ganas de jugar, reducción de la actividad, dormir más, actitud miedosa, comer menos y más propensión a ladrar o aullar.
Otro estudio realizado en 2016 sobre el duelo en perros y gatos reveló una realidad que rompe tópicos sobre la supuesta independencia de los gatos: los felinos tienen mayor tendencia a intensificar los comportamientos afectuosos tras la muerte de un compañero (78 por ciento de los gatos frente a un 74 por ciento de los perros). También muestran más tendencia a conductas asociadas al estrés, como rascar muebles o paredes con más frecuencia, o defecar fuera del arenero.
Rosario Barrios, entrenadora de perros de Cool Dog, en Guatemala comparte que ha tenido algunos casos en que los animales han tenido comportamientos inusuales cuando personas cercanas están por morir. “Científicamente se conoce que cuando las personas están enfermas sueltan algunos olores que algunos animales podrían identificar”, agrega Barrios.
El proceso de duelo varía para cada persona y podría requerirse de apoyo para seguir adelante.
Psicología
Cómo afrontar el duelo: técnicas y consejos
El proceso de duelo varía para cada persona y podría requerirse de apoyo para seguir adelante.
Aceptar, que ese ser amado ya no está y que la pérdida es irreparable, será un momento inicial y crucial para el fortalecimiento de la persona. (Foto Prensa Libre: Shutterstoc)
El duelo es la reacción natural ante la pérdida, ya sea de una persona querida, un animal, un objeto, una etapa o un evento significativo. Afrontar el duelo es necesario y cumple una función de adaptación a una realidad completamente nueva.
Cuando se habla de pérdidas, especialmente de una persona, es una experiencia que debe ser compartida, acompañada y respetada. Como doliente, es normal desear que el dolor tenga un impacto en los demás; por ello, quienes han sufrido una pérdida valoran profundamente la presencia y compañía de sus seres cercanos.
Una persona que pierde a alguien sufre una emoción impactante desde el momento en que recibe la noticia. Pueden presentarse sensaciones como vacío en el estómago, palpitaciones, episodios de llanto, dolores de cabeza o visitas a lugares frecuentados con la persona fallecida. También puede experimentar culpa, confusión o ansiedad, entre otros sentimientos.
Los ciclos del duelo
El duelo es un proceso complejo que no tiene un tiempo específico para resolverse. Si la persona se siente demasiado vulnerable, en cualquier momento podría requerir acompañamiento profesional.
En una entrevista que Prensa Libre hizo a la psicóloga Evelyn Morataya, ella explica que para cerrar un ciclo debemos atravesar un proceso de duelo, el cual no solo se experimenta ante la muerte de alguien cercano, sino también ante el fin de una etapa relevante en la vida. “En este proceso se recibe un golpe emocional y la mente se rehúsa a aceptar el cambio. Por eso se debe ser paciente, porque este proceso conlleva cinco etapas que pueden tardar seis meses o más”, señala la experta.
Por lo general, la persona pasa por fases de negación, negociación, enojo, tristeza y aceptación.
Finalmente, se termina aceptando ese final y se comienza a enfocar en lo que sigue en la vida, en las nuevas oportunidades. Las etapas no son lineales y pueden ocurrir retrocesos.
Cerrar un ciclo es difícil, ya que la rutina proporciona estabilidad al cerebro. La familiaridad de ver los mismos rostros, tener los mismos gustos y permanecer en el mismo entorno genera comodidad; cuando esta se rompe, se busca regresar a lo acostumbrado.
No se debe minimizar la pérdida. Si duele, es porque era importante, aunque los demás no lo comprendan. Darse tiempo y espacio para vivir el dolor es un proceso natural.
Si la tristeza o la preocupación es tan intensa que afecta el funcionamiento en diferentes aspectos de la vida, se recomienda buscar apoyo emocional. Cada persona tiene señales de alarma distintas y puede recurrir a su red de amigos o personas de confianza, a un psicólogo o a algún especialista.
Si se acompaña a un familiar o amigo en duelo, una manera de ayudar es preguntarle si necesita algo, validar sus sentimientos y recordarle que no está solo en el proceso. Niños, adolescentes y adultos tienen procesos de vida y emociones propias que deben respetarse. Es importante no menospreciar las emociones de los demás.
Acciones para enfrentar el duelo
Unicef en un Manual de capacitación y acompañamiento del duelo explica la importancia de cuidar el cuerpo, las emociones y pensamientos. Las siguientes recomendaciones podrían ayudar al proceso.
Escribir una carta, un poema o un mensaje para despedirse del ser querido o de la etapa de vida que ha concluido.
Dibujar para expresar de manera simbólica el sentir.
Destinar una esquina o un lugar especial para colocar una foto del ser querido y decorarlo con cariño. Cada vez que lo desee, la persona puede acudir a este espacio para estar en silencio, rezar u orar.
Planificar una actividad simbólica conjunta y coordinada a la misma hora con los seres queridos que quieran honrar a la persona fallecida. Este espacio permitirá compartir momentos especiales en memoria de quien partió.
Buscar lecturas reflexivas que dejen un mensaje positivo.
Preparar un libro de recuerdos que le ayude a recordar a esa persona de una manera especial.
Hacer un álbum de fotografías o una galería que evoque momentos felices compartidos con el ser querido.
Elaborar una biografía completa de esa persona, con documentos y detalles que enriquezcan su recuerdo. Puede guardarla o compartirla con otros.
Practicar métodos de respiración para sentirse más tranquilo. Además, según sus creencias, acercarse a su dimensión espiritual.
Los animales en el proceso de duelo
Jessica Pierce, profesora de bioética de la Universidad de Colorado en Denver, aclara también que los escépticos del dolor animal tienen razón en un punto: los científicos aún saben muy poco sobre los comportamientos animales relacionados con el duelo. Son pocos los investigadores que han profundizado en cómo perciben y sienten la muerte la mayoría de los animales con los que el ser humano comparte el planeta, tanto la propia como la de otros.
Una tendencia que intenta explicar estos comportamientos es la llamada “tanatología comparativa”, que estudia la muerte y las prácticas relacionadas con ella. Esta falta de interés podría deberse a que muchos seres humanos no consideran la posibilidad de que los animales sufran por la pérdida de aquellos a quienes estiman.
Los perros y gatos también tienen procesos de comportamiento frente a la muerte de compañeros de vida. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
National Geographic publicó un artículo en donde destaca un estudio llamado Los perros domésticos (Canis familiaris ) lloran la pérdida de un congénere (del mismo orígen), “los resultados parecen sugerir que responden a la pérdida de un compañero, más que a la muerte en sí”, y describen como evidencia el hecho de que los comportamientos registrados no cambian en función de si el animal superviviente ha visto o no el cuerpo de su compañero difunto. «La reacción parece deberse en buena medida a su naturaleza altamente social, una hipótesis reforzada por el hecho de que los animales que compartían rutinas con la mascota fallecida reaccionan de forma más evidente y durante más tiempo», dice.
Una de las reacciones más habituales reportadas por los participantes en el estudio fue que el perro superviviente buscaba más la atención de los humanos como mecanismo de protección, una actitud observada por el 67 por ciento de los participantes. Otras reacciones fueron menos ganas de jugar, reducción de la actividad, dormir más, actitud miedosa, comer menos y más propensión a ladrar o aullar.
Otro estudio realizado en 2016 sobre el duelo en perros y gatos reveló una realidad que rompe tópicos sobre la supuesta independencia de los gatos: los felinos tienen mayor tendencia a intensificar los comportamientos afectuosos tras la muerte de un compañero (78 por ciento de los gatos frente a un 74 por ciento de los perros). También muestran más tendencia a conductas asociadas al estrés, como rascar muebles o paredes con más frecuencia, o defecar fuera del arenero.
Rosario Barrios, entrenadora de perros de Cool Dog, en Guatemala comparte que ha tenido algunos casos en que los animales han tenido comportamientos inusuales cuando personas cercanas están por morir. «Científicamente se conoce que cuando las personas están enfermas sueltan algunos olores que algunos animales podrían identificar», agrega Barrios.
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